Canteras de granito

*** para ver la leyenda, pon el puntero encima de cada foto ***

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, el granito es roca compacta y dura, compuesta de feldespato, cuarzo y mica. Lo hay de varios colores, según el tinte y la proporción de sus componentes. Se emplea como piedra de cantería.
El granito o piedra berroqueña como también es conocido, es una roca plutónica constituida por tres elementos esenciales, cuarzo, feldespato y normalmente mica en proporciones aproximadas de 30 %, 50 % y 20 %. La mica puede ser de color oscuro si tiene hierro o magnesio o de color claro, la mica blanca o mica potásica por el color plateado y su brillo nacarado, que contiene potasio y aluminio.
Es la roca que más abunda en la corteza terrestre y se produce al solidificarse a muy alta presión y lentamente el magma con alto contenido en sílice, y dependiendo de las circunstancias que concurran en su solidificación y de los materiales que lo contaminen, puede tener varias coloraciones y aspectos.
El granito suele ser blanquecino o gris aunque tiene manchas debidas a cristales más oscuros, siendo el feldespato de potasio el que le da a la roca un tono rojizo o de color carne. El granito cristaliza a partir de magma enfriado de forma muy lenta a grandes profundidades bajo la superficie terrestre y a velocidades de enfriamiento muy lentas se produce la variedad de grano grueso.
Su estructura granítica puede ser de grano grueso, medio y fino, siendo el de grano grueso el que presenta menos resistencia, el cuál suele ser normalmente de color gris, pero debido a los feldespatos puede presentar tonalidades rosas, verdosas o amarillas. También presenta a veces manchas oscuras a las que se llaman gabarros o negros, que son de grano muy fino. El granito tipo grano fino contiene pocos elementos micáceos, es decir, poca mica; el tipo de grano grueso es muy homogéneo y casi no tiene manchas de gabarro, y el que más hay en la zona serrana es el tipo normal o de grano medio, en el que aparecen más manchas de gabarro que en los otros dos.
En las canteras de los Praderones se suele dar el tipo de granito gris blanquecino y en la cima de Canto Hastial se ven rocas de granito rosado así como en un área del término de nuestro pueblo llamada las Bolivas (por la Navata de Moralzarzal), cerca del arroyo de Peregrinos y próximo a la zona donde vierte a éste sus aguas el llamado arroyo del Cuchillar, y como muestra de lo dicho se ve en las fotos que vienen a continuación, piedra de granito blanquecino de los Praderones a la izquierda y a la derecha roca de granito rosado en Canto Hastial.


granito blanquecino granito rosado


Y en las fotos que siguen se pueden ver a la izquierda el granito de tonos amarillos que se encuentra por la Ladera de Matarrubia (foto de una roca hecha por la zona del Valle) y gran parte de Cabeza Mediana en su vertiente que da hacia el Este, llegando hasta la cantera del Gurugú en donde ya se encuentra granito grisáceo, y en la foto de la derecha se ve una roca de granito con una mancha llamada negro o gabarro.


piedra rubia mancha de gabarro


La excavación es difícil y costosa y el arranque se hace por perforación mecánica y mediante el uso de explosivos. Los procesos para extraer piedra en las canteras y su posterior transformación, permiten asimismo la obtención de piezas de diverso tamaño y de distinto acabado, lo que da una producción de bastante rendimiento. Por todo esto se utilizan mucho hoy día en recubrimientos de fachadas de modernos y grandes edificios, viviendas unifamiliares, en acondicionar y decorar los espacios interiores de edificaciones de distinta naturaleza, para encimeras de cocina, pavimentado y adoquinado de calles como era lo que había en algunas calles del pueblo que iban a dar a la plaza de la Constitución (como estaba la calle del Rondón).
Machacado sirve para balasto, macadán y como grava para hormigones. Según se ve en el Diccionario de la Real Academia Española, el macadán, también conocido como macadam, es el pavimento de piedra machacada que una vez tendida se comprime con el rodillo.

El empleo de explosivos en las canteras supuso un paso importante en la ayuda que tuvieron los canteros para obtener la piedra, pero en la época de la postguerra había dificultades administrativas para poder obtener el permiso para adquirir la dinamita, ya que algunas personas estaban señaladas por sus inclinaciones o pertenencia al sector que perdió la contienda, con lo que tenían vetado el acceso a la adquisición de los explosivos, pero una persona a la que no se le pusieron trabas por esas razones, los conseguía y ayudaba a los que no podían acceder a ello, empleando los cartuchos de dinamita en las canteras de sus convecinos para que pudieran trabajar y poder ganar el dinero con el que poder seguir la vida, siendo esa persona Macario Segovia Bordón.
Para la obtención de los bloques de piedra de las canteras con los que poder luego conseguir piezas para labrarlas, los encargados de manejar los explosivos, preparar los cartuchos de dinamita o trinolita, ponerlos el cebador, cargarlos y atacarlos en los agujeros hechos en la roca a base de barrenas y mazas y pegarlos fuego, eran los barreneros, que avisaban con tiempo para que las personas que estuvieran próximas se pusieran a cubierto antes de la explosión a las voces de ¡fuegooo!, ¡fuegooo! y ¡ardieendooo!, que tenían que ser autorizados por las autoridades competentes en esa materia visto el informe previo de la Guardia Civil de la zona, entregándoles una cartilla acreditativa de poder manejar los explosivos, y en las fotos que se muestran a continuación se ve la otorgada a un vecino del pueblo, Jacinto Martín Vaquero, conocido como "Zalagarda", expedida en la Jefatura del distrito Centro de Madrid de la Dirección General de Minas y Combustibles.


portada de la cartilla   foto del manejador


El granito ha sido utilizado con bastante profusión en la construcción desde la prehistoria debido a su tenacidad (opone mucha resistencia a romperse o deformarse) y su resistencia a la erosión, comparado con otros tipos de roca, sobretodo con la caliza que es frágil y soluble.
Las alteraciones del granito se deben al efecto de dilatación al congelarse el agua absorbida o la descomposición química de los feldespatos que es conocida con el nombre de caolinización, es decir, la transformación de esos feldespatos (y de otros silicatos) en caolín, debido a la acción meteorológica, con lo que la roca pierde su cohesión y se desmorona, comenzando las alteraciones siempre por un redondeamiento de vértices y aristas, y por eso que los granitos alterados no deben usarse en construcción.
Cuando la pieza de granito ha sido pulida o bruñida, y debido a su escasa porosidad, se impide la absorción de líquidos, con lo que se preserva del proceso de descomposición, la caolinización de los feldespatos se retarda y además resulta más fácil su limpieza.

España es una de las naciones en la que la industria del granito es de las más importantes del mundo en cuanto a producción y empleo, existiendo como zonas productoras más importantes Galicia, Madrid, Extremadura y Ávila ocupando Madrid el segundo lugar en cuanto a producción de granito después de Galicia. Del total de la extracción de granito en la Comunidad de Madrid solamente un 20 o un 30 por ciento se utiliza para la ornamentación y el resto se emplea como piedra machacada destinada a infraestructuras y a la construcción.
Hay tres zonas eminentemente productoras de granito en Madrid, siendo la primera la enmarcada entre Valdemanco, Bustarviejo, La Cabrera, Lozoyuela y El Berrueco. La segunda comprende la zona de El Escorial, Zarzalejo, Becerril de la Sierra y Moralzarzal situándose la tercera en Cadalso de los Vidrios.

Los términos municipales de Moralzarzal junto con Alpedrete, Becerril de la Sierra, Cerceda, Collado Mediano y Collado Villalba abarcan un área en la que se encontraban muchas canteras de granito, y se podrían diferenciar las zonas de Alpedrete y la del Berrocal como los centros de explotación más importantes, caracterizándose durante muchos años por tener un gran número de explotaciones de extracción de material de muy buena calidad, un granito de buenas características petrográficas.

En las fotos que siguen se ve a la izquierda una de las canteras de la zona de Los Praderones que explotó Macario Segovia y a la derecha se muestra una de las canteras de Becerril que linda con el término de Moral, cerca de la fuente de la Culebra, muestra de las canteras de granito de buena calidad que se explotaron hasta hace unos pocos años.


en los Praderones en el Berrocal


En el siglo XVIII se empleó gran cantidad de granito de la zona para la construcción del palacio Real de Madrid, construido sobre el antiguo Alcázar una vez incendiado éste, en el que se empleó mucha piedra de las canteras del Guadarrama y más adelante en las fuentes de Neptuno y Cibeles, en el museo del Prado, Jardín Botánico y otros edificios.
Hubo épocas de gran auge de extracción, como por ejemplo en tiempos de Felipe II con ocasión de la construcción del monasterio de El Escorial, pero empezó el declive en el siglo XIX, y terminó ya en el siglo XX. Recordemos la emigración que hubo de tantos canteros en las décadas de 1950 y 1960, teniendo que marcharse a ganar la vida a paises cercanos como Alemania, Francia o Bélgica, paises donde muchos de los emigrados arraigaron y en donde formaron familia, de ahí que algunos de los hijos de ellos se quedaran a vivir por aquellas tierras, volviendo al pueblo a ver a sus mayores o familiares en la época de vacaciones.
Las canteras de granito, fueron explotadas hasta 1985 y constituyeron una fuente de trabajo para muchos de los habitantes del pueblo, dando también empleo a los canteros o labrantes. La piedra se trabajó después para obtener lápidas, chapados para las fachadas, columnas, peldaños de escaleras, y en general para la construcción de edificios. En Madrid se empleó en el Ministerio del Aire, hoy día Cuartel General del Aire y en edificios de la calle de Alcalá como el Banco de España, el Banco Central que hoy día es la sede del Instituto Cevantes teniendo mucha piedra de las canteras del Berrocal en la fachada de la calle Barquillo, y por citar otro ejemplo de edificación llamativa, el monumento del Valle de Los Caidos y la basílica del mismo.
Se desarrolló una técnica para la explotación de esas canteras mediante el oficio de cantero, transmitiéndose la técnica de padres a hijos así como los utensilios y herramientas para dicha labor, siendo muy importante para los pueblos de los alrededores y muy especialmente para Madrid capital.
En la época moderna, eran una fuente de suministro de material bastante importante, hasta el punto de construirse un ferrocarril de vía estrecha que cubría el recorrido entre la estación de Villalba de Guadarrama, en Collado Villalba, y las canteras en el paraje llamado El Berrocal.
Dependiendo de la zona donde se encontrara la cantera, la calidad del granito variaba y así de algunas se sacaba piedra de muy buena calidad para poder tallarla y emplearla en construcción y ornamentación, y las había de menor calidad de modo que la que se extraía de estas se utilizó para adoquinado, por ejemplo en la calle Fuencarral y en la de Conde Duque en Madrid y así mismo se empleó, una vez machacada, como balasto en algunas líneas de ferrocarril. Se empleó piedra buena para trabajos de mampostería y de sillería en distintos edificios de Madrid, teniendo entre otros como ejemplo el Puente de Toledo, Banco de España, Puente de Segovia y otros muchos edificios y construcciones.
Muchas de las canteras eran de un tipo de piedra que solamente permitía obtener adoquines y bordillos, como en la cantera del Gurugú que fue explotada por Basilio Sanz González y para piedra buena para losas y tapas se sacaba la piedra del Berrocal.
Como muestra de canteras donde se extrajo piedra para adoquinado de calles, debido a que no eran de muy buena calidad, además de la mencionada cantera del Gurugú que está en Cabeza Mediana y que se encuentra a la derecha del camino de subida a la torre del telégrafo, donde el camino forestal hace una serie de curvas, muy cerca al Vivero y en el límite de Moralzarzal con Becerril de la Sierra, hay otra también en ese límite pero más cercana a Becerril y próxima a la Majada de las Monjas, la cantera del Cañuelo, mostrándose en las dos fotos que siguen, a la izquierda la del Gurugú y a la derecha la del Cañuelo.


el Gurugú el Cañuelo


El trabajo con el granito ha sido siempre considerado muy penoso y actualmente ya no se utiliza como elemento en las estructuras de la construcción aunque sí con fines decorativos, usándose cortado en placas de varios centímetros de espesor las cuales se pulen y se utilizan como revestimiento en el chapado de fachadas. Debido a que antiguamente el pulido fino de este tipo de material era extremadamente difícil, los edificios de granito de antes suelen tener un aspecto aparentemente tosco aunque los sillares estén bien tallados, como se puede comprobar en muchas de las edificaciones antiguas que vemos por distintas partes de la geografía española así como en nuestro pueblo. Se empleó tanto en las estructuras como en el losado del interior de las construcciones, y como muestra de esto último se muestra a continuación las losas del suelo del interior de una casa del pueblo situada en la calle de la Fuente nº 15, en la foto de la izquierda y en la de la derecha otro suelo enlosado en una casa de la plaza de la Fragua nº 6. Aún quedan casas antiguas en las que la cocina está enlosada con piezas de granito, y de las pocas que quedan, en algunas se cambió el suelo poniendo placas de terrazo u otros materiales. En la cocina de la casa del Barrio de Arriba nº 21 si queda el losado antiguo, así como en la de la casa que hay en la calle del Rondón nº 1, donde estuvo el bar Racimo de Oro, cocina cuya ventana da a la plaza y antiguamente a los toriles, losado como el de la foto siguiente de la izquierda.


losas de una casa en otra casa


Es sabido que tanto hombres como animales, para conseguir su sustento, siempre han ahorrado energía y en el tema que nos ocupa, las gentes de este pueblo explotaron las canteras que tenían más cercanas a sus casas y hace años, la piedra se sacaba cerca del pueblo, con lo que los sacadores no tenían que hacer desplazamientos largos para obtener granito, con el consiguiente ahorro de tiempo a emplear en los trayectos de ida y vuelta, así que se sacaba por ejemplo en una cantera que había en la calle Covadonga junto a donde está la casa del nº 31 de la calle de las Eras, en las canteras de Peñas Gordas que llegaban hasta cerca de donde tenía Celedonio Balandín su taller, donde hoy día han hecho la rotonda en la carretera M615 cerca de la gasolinera de la BP (aún se puede ver parte de esa cantera); la que estaba entre la calle de las Erillas y la calle de Las Hachazuelas, cerca de una rotonda nueva hecha en la carretera de Mataelpino, cercana a donde estuvo el taller de Cele, y luego, según crecía el pueblo se fue sacando piedra de lugares más alejados, como la de piedra rubia de la Ladera de Matarrubia, la del Canal en el ensancho de Frascuelo, junto a los prados de Ovejero.
En la Dehesa Vieja también cercana a la población se explotaron varias canteras, y allí solían ir los mozos a sacar piedra para obtener unas pesetas con las que poder costearse sus diversiones, y en la zona de Los Linares se ven zonas donde también se sacó algo de piedra. Otra cantera cercana era la cantera de los pajares, que está al final de la calle Cacera Concejo, donde acaba el polígono ganadero, y de esa cantera se sacó piedra para el dintel de una de las puertas del Banco de España, piedra que fue llevada en un carro con el tiro de siete yuntas de bueyes.
Más allá del Valle y cercanas a la pista forestal que sube hacia la pradera del Cornocal (algunos la llaman pradera del Alcornocal, aunque en realidad es la pradera del Cornocal que era donde los chicos iban a comer los frutos de los cornacuelos o cuernecillos y que es conocida ahora como la Chopera), se encuentran dos canteras de donde se sacaba granito grisáceo y bajando desde la cantera del Gurugú hacia el Cañuelo se pueden ver varias canteras entre el límite de Moral y Becerril y el prado de las Retamas. Otras canteras que quedan como recuerdo de otros tiempos son las que se encuentran en los prados de Teodoro Morato que hay entre la calle del Maillo (la que lleva a la Majada de las Monjas en Becerril) y el camino a Navacerrada (que lleva hasta la fuente del Cañuelo) y también la del prado Difici.
En el camino que lleva a Becerril y que se adentra en este pueblo por la zona donde está la fuente del Piojo, hay una cruz de piedra pegada a una tapia de un prado, el prado de Barrios y allí también se puede ver lo que queda de la cantera que hubo, y yendo por la carretera que desde Moral sube hacia Mataelpino, un poco más arriba de los Praderones se encuentra a la derecha de esa carretera la cantera de la Cuesta de los Regueros, cantera donde también obtuvieron piedra los sacadores de Moral, así como en las que había en la Cerca de La Nava, unas cerca de la carretera a Mataelpino y enfrente de la entrada a la calle de los Rincones y otras enfrente de la urbanización La Herradura y cercanas a la calle Camino de los Linares.
Una cantera que está bastante alejada del casco urbano es la que explotó Macario Segovia por la zona del Redegüelo y próxima a las tenadas del "Zorras" (pegada a la cantera de gabarro que también explotó Macario), y otra que también está bastante alejada es la que hay muy cerca de la zona donde se juntan el arroyo de Peña Herrera y el de Peñaliendre, donde ya se forma el arroyo de Peregrinos, y allí se pueden ver lanchas de granito rosado, junto a un camino que bajando desde el mirador de Peñaliendre lleva hasta la urbanización la Berzosa y cercano a donde se junta el arroyo del Cuchillar con el de Peregrinos, viéndose en la foto de la derecha esas lanchas de este tipo de roca.

granito rosado


El pueblo de Moralzarzal siempre tuvo fama de canteras con muy buen granito y aún más sus canteros, en un principio como muy buenos en sacar las piezas de piedra de las canteras y posteriormente los labrantes, quedando testimonio en el pueblo de la labor de esos "artistas" los trabajos hechos en la iglesia cuando se reformó después de una tormenta muy furiosa en la década de 1950, y en el apartado de la cantería se puden ver más detalles de la labor de los labrantes del pueblo.
Una de las personas más emprendedoras de este pueblo en el campo de la cantería fue Celedonio Balandín Segovia, hijo también de cantero, ya que su padre fue Maximino Balandín, que además de trabajar de sacador, intervino junto con Darío González en la talla de piedras del hotel Azul, también conocido como el Estanque o la casa de Velázquez, y entre otras canteras que le adjudicaron a Cele en pública subasta, fue la cantera el LANCHAZO donde tuvo trabajando a muchos operarios sacando piedra y una de las personas que tuvo como listero fue Francisco Sabariegos, persona que no quiso ir al homenaje a los canteros cuando se inauguró el monumento colocado en la plaza de la Iglesia, ya que dijo que el no había sido cantero, pero mucho recuerdan su labor en la cantera y que hacía buenas calderetas de buche o pollino (cria de burro). Cele (así le llamaban a Celedonio) empezó su negocio de cantero con un socio llamado Julio Martín de Antonio, que era conocido con el apodo de "Picochochas", hermano de Ricardo el capataz de la cantera.
Ricardo (que era conocido por el apodo de "el Sopas") tuvo fama de ser buen cantero sacador de piedra, y en tiempo de primavera y verano, a las cinco de la mañana ya estaba en la cantera y a las 11 había "despoblao". Aguzaba herramientas, así que terminaba pronto la tarea y se iba a casa a las 13 horas. Solía hacer las cuñeras y preparaba el tajo para otros, haciéndolo a base de puntero y acodadera (como era costumbre), dejando avanzado el trabajo para que otros metieran las cuñas y sacaran las piezas de piedra que Ricardo había pensado sacar.
Los sacadores de piedra o canteros cobraban por quincenas con lo que se administraban mejor que cuando cobraban por meses, aunque más antiguamente cobraban semanalmente.
En las fotos que siguen, se ve a la izquierda la cantera del Lanchazo, cantera que hay en el Berrocal cerca de la carretera que desde el Gamonal sube hacia Navacerrada y que se quedó Celedonio Balandín en pública subasta para sacar piedra, distinguiéndose la caseta donde tenían la fragua y a la derecha se ve a Cele con chaqueta y a dos canteros vecinos de Becerril, Fidel el molinero junto a él y Félix Sevillano (Casillas), y en camiseta se puede ver a Ricardo Martín de Antonio que estuvo de capataz con Cele.

cantera del Lanchazo cuatro canteros


En nuestro pueblo, además de canteras del granito, digamos normal, de tonos grises azulados, también se dan zonas donde el granito tiene una tonalidad ocre claro, y aquí es conocido ese granito como piedra rubia, encontrándose precisamente en la Ladera de Matarrubia la zona donde se explotaron canteras de ese tipo de granito. Una de ellas es recordada como la cantera del tío Macario, como era conocido Macario Segovia Bordón, que se encuentra en una zona cercana al antiguo depósito de agua de Matarrubia, y a más altitud y más al Oeste, otra que explotó Esteban González "el Canín" que se encuentra un poco más alejada de la de Macario respecto del pueblo y más cercana al Valle, y otras cuantas que se van viendo cuando se va desde la dicha de Macario hacia el Valle.
Cuando se camina por esa ladera, se aprecian bastantes lugares donde hay mucha piedra rubia, y en el mismo pueblo, en la calle Roseles se puede, ver junto a la entrada de la piscina de Cele (piscina Roseles), una tapia de la antigua casa del cura (casa del Obispado) hecha sobre roca que es piedra rubia. Son muchos los edificios y tapias en las que se empleó ese tipo de piedra, y el más significativo es el hotel de Velázquez situado en la avenida de la Salud, prácticamente todo él hecho en ese tipo de granito.
Las fuentes de Matarrubia, en la calle del Barrio de Arriba, y la de la Plaza, están hechas con piezas de piedra rubia, y recorriendo calles del pueblo se pueden ver edificios que quedan en pie y donde se empleó ese tipo de granito, como la casa que hay en la calle de los Morales nº 4, casa de la familia de José Balandín, la casa de la Avenida de la Salud nº 15, casa que dicen del "tío Cubano". En la plaza de la Constitución se ve la fachada del edificio del Almacén también hecha en piedra rubia, la casa donde estaba el Arca de Noé en la plaza de la Fragua, la casa que albergó la central de teléfonos en la Avenida de la Salud nº 5 donde se pueden ver la jambas y dinteles hechos con ese granito, la casa de la calle España donde estuvo el médico D. Andrés y que hoy es el restaurante Zalea, la casa de la calle Roseles donde vivió el veterinario D. Abilio Jiménez y las dos casas que ya han desaparecido, también en la calle Roseles, donde hoy está el aparcamiento, casas construidas por los hermanos Saez, Antonio y Florentino,..Hubo casas en el Cerrillo que estaban hecha con esa piedra, como la de la familia de Alfredo Somacarrera, que fue alcalde entre 1927 y 1929, y las casas que decían de las Marinas en la calle del Raso, hoy ya desaparecidas, que estaban enfrente de la escuela de Primaria, y así se pueden ver restos de edificios y tapias donde se construyó con piedra rubia. Recientemente se ha construido una escalinata y una fuente al final de la calle Juncarejo, donde se desemboca en el camino de subida al monte, que también está hecha con piedra rubia.
En la siguiente foto de la izquierda se muestra la cantera del Valle explotada por el "Canín" (Esteban González) vista desde la zona del rellano o lobera cercana a Peña Albú y en la de la derecha se ve la Cantera explotada por Macario Segovia, que se encuentra en la Ladera de Matarrubia y que está cerca del depósito de la Ladera pero más arriba.

cantera del Valle cantera en la Ladera


En la calle del Cerrillo también hay algunas casas con parte de la fachada hecha a base de piedra rubia, como la casa en el nº 23, la casa del nº 9 del camino de Alpedrete; la casa de Esteban González "el Canín" que está en la calle de la Tejera nº 7 (llamada Los Claveles seguramente por los que ponía la dueña, la Sra. Nicolasa) tiene bastante piedra rubia, ya que toda la fachada sur está hecha con ese tipo de piedra, muchas tapias de las casas del Barrio de Arriba, ...

En las canteras, para saciar la sed se hacía uso de los botijos y lo primero que se rompía solía ser el asa, así que los canteros lo arreglaban haciendo un asa a base de alambre fuerte y grueso, la cuál no se rompía y en una de las canteras de los Praderones ví ese asa que ha quedado como recuerdo del paso de los canteros por ella, donde pasaron muchas horas de su vida laboral, y era costumbre también almorzar haciendo un alto en la labor cotidiana y encontré en la cantera del Gurugú un testigo de uno de esos almuerzos, consistente en la tapadera de la lata de sardinas enrollada en la llave o abridor, mostrándose en las siguientes fotos el testimonio de ello. En una de las fotos anteriores, donde se muestra la cantera del Lanchazo, se puede distinguir en la parte de la derecha a un operario bebiendo agua del botijo.

restos de botijo abrelatas


Basilio Sanz tuvo la cantera del Gurugú y allí estuvo de encargado el tío Mateo como era conocido Mateo Segovia Balandín, abuelo materno de Mateo López Segovia conocido por "Mateín", y también tuvo la cantera de arriba de las dos que hay pegadas a la Chopera y cerca del colmenar del tío Perico. Además tuvo la cantera del prado de la calle del Maillo llamado prado Difici, donde estuvo de encargado Ciriaco Balandín González (el marido de la "Cándida", como era conocida Cándida Taillet González). Junto a la cantera todavía se puede ver lo que queda de la caseta para refugio de los canteros y donde solían guardar herramientas.
El prado que hay junto a la cruz de Barrios es de Ceferino, conocido como "Firrinchi", ganadero de Becerril de la Sierra que alquilaba las canteras que tenía en su prado para su explotación por los arrendatarios.
Cuatro hermanos llamados Calixto, Fermín, Mateo y Genaro, hijos de Juan Segovia Morales y de María Balandín Prados, trabajaron en las canteras como lo hicieron tanto su abuelo paterno Manuel Segovia como el materno Manuel Balandín; todos fueron sacadores de piedra y los hijos de estos cuatro hermanos también se dedicaron a sacar piedra de distintas canteras del pueblo, como fueron los hijos de Genaro llamados Julián, Juan, Emilio y Nicanor. Hijos de estos cuatro canteros también se dedicaron a la piedra, aunque la mayoría de ellos trabajaron sobretodo de labrantes, y entre ellos estaban los hijos de Julián llamados Ricardo, Alfonso y Emilio Segovia Aparicio; Genaro Segovia Bermejo hijo de Juan así como Julián y José Segovia Mazarías, hijos de Emilio, y también Fernando Segovia Sepúlveda ("Tajás") y su hermano Gonzalo ("Veneno"), estos dos hijos de Nicanor y de Francisca Sepúlveda.
También fueron sacadores Juan Segovia Madrid y sus hermanos Ángel, Eusebio y Demetrio, hijos de Mateo Segovia y Leonor Madrid, continuando los hijos de Ángel como labrantes de piedra, Juan (por poco tiempo) y Ángel (conocido como "Geli"), siendo éste un magnífico labrante del que se pueden ver muy buenas obras de su arte en la catedral de Madrid, Santa María la Real de la Almudena cuando estuvo trabajando bajo la dirección de Alfonso Segovia en la fase final de la construcción de la catedral madrileña.
Hijos de Fermín Segovia Balandín y de Marcelina Bordón Sastre también fueron sacadores de piedra de las canteras de Moral, y entre ellos estaban Cesáreo y los hijos de éste, Cayo y Juan Segovia Alcón, siguiendo como labrante el hijo de Juan llamado Fermín Segovia Sanz.
Otro hijo de Fermín que fue sacador de piedra en las canteras del pueblo fue Macario Segovia Bordón y de los hijos de éste el que continuó en el oficio de su padre y su abuelo fue Cándido, ya que los otros hijos de Macario, José, Andrés y Julio no siguieron el oficio de sus ascendientes.
Nemesio, hijo de Fermín estuvo poco tiempo trabajando en las canteras, pues falleció en la guerra civil de 1936, sin embargo Zoilo, otro hijo de Fermín, si que estuvo de sacador lo mismo que su padre y sus tíos.
Fermín Segovia Balandín, padre de Macario, Cesáreo, Nemesio y Zolio entre los varones que se dedicaron a las canteras, estuvo de sacador hasta que sufrió un accidente en un ojo y entonces se dedicó al oficio de cartero, bajando a Villalba a por el correo que subía al pueblo dejándolo aquí, pero después de comer repartía la correspondencia en los pueblos cercanos, Cerceda, Mataelpino y El Boalo.
Luis González Sanz fue cantero (conocido como el tío "Bolas") y su hijo Pablo González Maure también, siguiendo asímismo como sacadores de piedra los hijos de Pablo llamados Santiago (que se fue luego a Talavera de la Reina a trabajar de labrante y allí se casó), Eugenio (hasta que la silicosis le pilló) y Teodoro, conocidos todos con el apodo de "los mozos".
Otros sacadores que hay que recordar fueron Maximino Balandín López (padre de Cele), Saturnino Estévez Balandín, Apolonio Arribas, Natalio Reguera, Félix Sevillano (Félix "Casillas"), Andrés González Maillas conocido por "Andrés el giro" que era sacador y también hizo adoquines con los que se soló la calle Segovia, donde el puente de Segovia, Elías Balandín Cuena trabajó en la cantera del Gurugú y también hizo adoquines, trabajando posteriormente como labrante en el taller de Cele donde estaba trabajando su yerno Guillermo Balandín (hermano de Cele); Genaro Segovia estuvo de sacador en la cantera del Cañuelo donde se sacaban adoquines, (padre de Julián Segovia y abuelo del cantero labrante y emprendedor Alfonso Segovia Aparicio).
Francisco González Segovia y su hijo Miguel González Morato también fueron sacadores, trabajando entre otras canteras en las que hay entre el camino a Navacerrada que pasa por el Cañuelo y la calle del Maillo, y los hijos de Francisco, Gildo, Nemesio y Primitivo ("Tivín") se dedicaron a la piedra pero como labrantes principalmente. Otro que también estuvo como sacador, entre otros oficios, fue Bonifacio Prados Taillet (que además se dedicó a la apicultura y trabajó en el horno de cerámica de la finca "El Berrocal" cuando fue guarda en ella) y sus hijos Mario y Julián Prados Sanz (éste también se dedicó a la abejas).


Hubo muchos sacadores y gran parte de ellos en la primera mitad del siglo XX trabajaron con Basilio Sanz González, y entre los papeles conservados por este "cebollero", hay uno muy interesante de cuando sacaba adoquines en la cantera del Gurugú y en las que hay entre esa cantera y la zona del Cañuelo, pero antes de hablar de este tema veamos parte del documento que conservaba Basilio de un contrato para adoquinar unas calles de la población de Santander.


cláusulas cláusulas


Lo mostrado forma parte de un contrato firmado en nuestro pueblo el día 17 de junio de 1940 entre el contratista de Santander D. Maximino Domínguez Iglesias y Basilio Sanz como destajista, es decir que el trabajo lo hacía a destajo, y entre las condiciones estaba que el trabajo se finalizaría en dos meses a partir de la firma del contrato, que proveería al contratista de 66.000 adoquines con el fin de pavimentar la plaza de Puentida, y las calles de San José, Sevilla y Cubo en la ciudad de Santander, teniendo que ser los adoquines de piedra ofita (piedra compuesta de feldespato, piroxena y nódulos calizos o cuarzosos, y de color y textura variables), con medidas y características estipuladas por el Sr. Ingeniero del Ayuntamiento de Santander en el pliego de condiciones para la realización de las obras mencionadas, conviniendo, según el contrato, que el precio por adoquín será de 34 céntimos por unidad, y que todos los trabajos necesarios para la fabricación de los adoquines como son el arranque en cantera, preparación, herramientas y dinamita y todo cuanto sea necesario para conseguir los adoquines, será por cuenta del Sr. Sanz, y el Sr. Domínguez correrá con los gastos de indemnización de cantera, accidentes de trabajo, subsidio familiar y retiro a la vejez, y además se obliga a abonar semanalmente a Basilio el total del material preparado.
Firman el contrato el día antedicho, 17 de junio de 1940, y se puede ver en la parte del documento mostrada líneas arriba las firmas del contratista Sr. Domínguez, la de Basilio Sanz y las de los testigos, que fueron Tomás Sepúlveda, que en esa fecha era alcalde del pueblo, y Alejandro Martín Vallejo, que tenía entonces en la plaza la tienda llamada el Almacén.
Algunas de las personas mencionadas en líneas anteriores y que estuvieron trabajando con Basilio Sanz, fueron a Santander para la realización de la obra, como fue Elías Balandín Cuena, y algunos mayores del pueblo lo recuerdan pues en esas fechas ocurrió un gran incendio en Santander.

Pero volviendo al tema general de la cantería, la mayoría de los vecinos del pueblo que se dedicaron a ese trabajo, ejercieron el oficio durante la segunda mitad del siglo XIX y principios de XX, primero como sacadores y luego haciendo adoquines y dando origen a una saga de canteros que finalmente se dedicaron a labrar las piedras sacadas por unos pocos.
Cuando la piedra no necesitaba ser labrada, salía terminada de la cantera, como eran las piedras usadas para solados y algunos trabajos de mampostería, y si no era llevada a los talleres donde los labrantes se encargaban de tallarla.

Las labores a realizar para conseguir una pieza de granito apta para ser colocada en un edificio consistían en extraer el material de la cantera siguiendo la veta y trabajar a base de cuñas y barra, labor realizada por el cantero siguiendo su experiencia y sus conocimientos, de ahí que tuviera un gran valor la sapiencia de los canteros sobre condiciones de la piedra como eran la ley, el tronce y los pelos.
Los canteros experimentados sabían escoger el banco de piedra tras una inspección ocular de la zona de la cantera de la que se quería sacar piedra y una vez seleccionado el bloque de piedra, se hacían agujeros verticales con la barrena a lo largo de una zona donde solía haber un pelo y análogamente se hacía horizontalmente siguiendo la ley. En los agujeros hechos con la barrena se introducían los cartuchos de dinamita o trinolita y se hacían estallar y para advertir de que se iba a producir una explosión y no cogiera a la gente de improviso, se solía avisar a las voces de ¡fuego! y ¡ardiendo!. Obtenido el bloque de piedra escogido se partía cortándolo en trozos más pequeños dependiendo de la pieza pedida, haciéndose a base de las herramientas como eran puntero, acodadera, maceta, cuñas y maza. Se hacían dos cortes, horizontalmente el desdoblado según la ley u hoja de la piedra y verticalmente o tronce. Para realizar el corte se hacían agujeros aproximadamente cada 15 centímetros siguiendo una línea recta a base de puntero y maceta. Luego se agrandaban y remataban con la acodadera para finalmente meter las cuñas y a base de golpes se obtenía como resultado que la piedra se abría, consiguiéndose el trozo de piedra deseado acorde con la pieza a realizar. Para quitar trozos de piedra sobrantes, los canteros hacían uso de una herramienta llamada el descalificador.
En las fotos que siguen se puede ver a la izquierda la marca dejada por una barrena y a la derecha la correspondiente a una cuña, marcas que se pueden ver en muchas de las canteras que aún se conservan y que es posible contemplar por los campos del pueblo. (Estas fotos están sacadas en una cantera del Cañuelo).

marca de barrena marca de cuña


En la siguiente foto hecha hacia 1950, se puede contemplar el bloque de granito conseguido en un banco después de haber hecho las operaciones descritas antes y se ve que falta desdoblarla para obtener trozos más pequeños para labrarlos, foto realizada en la cantera que explotaba Celedonio Balandín y donde estaba de sacador experto Ricardo Martín.

bloque recién cortado


En el edificio conocido como el de las Cariátides, que fue sede del Banco Central y hoy día es la sede del Instituto Cervantes, ubicado en la calle de Alcalá y que hace esquina a la calle Barquillo, se empleó piedra sacada de canteras de Moralzarzal. Cuando el Banco del Río de la Plata quiso establecer su nueva sede en Madrid, adquirió los terrenos donde estuvo ubicado el Palacio del Marqués de Casa Irujo, sito en la calle de Alcalá esquina a la del Barquillo y cuando en 1947 se realizó la fusión entre el Banco Español del Río de la Plata y el Banco Central, se amplió el edificio hacia el nº 4 de la calle del Barquillo, y es en la fachada que da a dicha calle donde se empleó piedra sacada de las canteras de Moral, parte de las del Berrocal y también de la cantera que hay al final de la calle Cacera Concejo, donde el polígono ganadero del Robledillo.
Las herramientas usadas para sacar la piedra de las canteras se pueden contemplar en el apartado de los herreros y fraguas, y entre otras están las barrenas, cuñas, mazas, barras y otras más y la más moderna fue el gato, que se empleaba para levantar bloques de piedra como podían ser las losas, labor que antes se hacía a mano y con ingenio.
También se hizo uso antiguamente de cuñas de madera que se introducían en las cuñeras hechas por los canteros a base de puntero y acodadera a distancias unas de otras de unos 15 cm., y se echaba agua sobre ellas de manera que al incharse la madera (y si el tiempo era de heladas mucho mejor al dilatarse el hielo), hacía que se rompiera la piedra y no había que estar dando sobre las cuñas de hierro con las mazas o macetas para desdoblar los bloques de piedra.
En las fotos que siguen se puede ver a la izquierda una cuña de hierro encontrada en una de las canteras de los Praderones y en la foto de la derecha se muestra un bloque de piedra con las cuñeras preparadas para meter las cuñas en otra cantera de esa zona de los Praderones.

cuña en una cantera cuñeras


Los mozos trabajaban sacando piedra o labrándola en los talleres y el jornal lo entragaban normalmente a sus padres por lo que para poder tener dinero con el que pagar sus diversiones, como podía ser ir a Madrid a bailar o al teatro (a ver una revista), solían ir a las canteras como las de la Dehesa Vieja o la de Peñas Gordas a sacar piedra y conseguir un dinero con el que satisfacer sus pasatiempos o pequeños "vicios" y forzosamenete lo tenían que hacer los domingos ya que los demás días estaban obligados a cumplir con su trabajo normal.
En la siguiente foto se puede ver a un grupo de jóvenes cuando venían de su labor dominical por la calle de la Iglesia hacia la plaza (nótese que las personas que se ven detrás están vestidas "de domingo"), y en ella aparecen de derecha a izquierda, Gerardo Moreno Álvarez (el Ranchero), Anastasio Reguera Balandín (Tasio), Ladislao Moreno Álvarez (Ladis), Justo García Rubio (Baturro), Luis Domínguez González (Cogucho) en la bicicleta, Francisco Sabariegos Ramos (Paco) cuando era un chaval y Félix Álvarez de la Fuente (el Vivo), primo de Ladis.

mozos regresando del tajo


Antiguamente se transportaban los bloques de piedra en bruto hasta los talleres de labrantes del pueblo o hasta Madrid, y a veces ya labrados, en carros arrastrados por yuntas de bueyes o de vacas (un gran porcentaje del ganado vacuno se empleaba para estos menesteres), con lo que la labor era un poco pesada. El otro medio que se empleó fue el tren que hacía la línea desde El Berrocal hasta la estación de Villalba y de allí a Madrid. Una de las piedras sacada de la cantera de la Cacera Concejo fue llevada en un carrro arrastrado por siete yuntas de bueyes y vacas hasta el Banco de España para hacer uno de los dinteles de una puerta en la fachada pincipal que mira hacia la plaza de la Cibeles.

En fin, la explotación de las canteras supuso en la vida de los cebolleros días de esplendor y auge económico, pero era un trabajo muy duro y para algunos fue causa de una enfermedad grave como era la silicosis (producida por el polvo de sílice).


© 2006 - Antonio López Hurtado