Herreros, fraguas y herramientas

*** para ver la leyenda, pon el puntero encima de cada foto ***

De los oficios desempañados por las personas que trabajan el hierro, se tienen que diferenciar los herradores y los herreros, siendo los herradores los que se encargaban de herrar a los animales de tiro y carga, como mulas, asnos, caballos, vacas y bueyes, y se puede ver en el diccionario de la Real Academia la definición de herrador, encargado de herrar a las caballerías, es decir, el que tiene por oficio ajustar y clavar las herraduras a las caballerías, o los callos a los bueyes. Y los herreros son los que tiene por oficio labrar el hierro, es decir, trabajarlo reduciéndolo al estado o forma conveniente para usarla y en los dos oficios se trabajaban las herramientas de hierro en la fragua.
Hubo una época en la que el oficio de herrador era exclusivo de los veterinarios, que llevaban como páctico a un herrero que era el que, siguiendo las instrucciones de aquellos, herraban a los animales.
Como herrador se puede citar entre otros a Valentín Alcón Bordón, que siguió el oficio de su padre Gregorio Alcón García, persona que estuvo de asistente con el general Valeriano Weyler durante la guerra de Cuba, cuando éste sustituyó en 1896 al también general Martínez Campos y fue nombrado Capitán General de Cuba con la misión de zanjar los intentos independentistas de la Isla durante la sublevación encabezada por José Martí y Máximo Gómez.
Durante la contienda, en una escaramuza, Gregorio salvó al general cuando en una vaguada les dispararon y mataron al caballo del general. Viniendo a España en 1897, después de 8 años de estancia en la Isla, siguió con él y como agradecimiento a su comportamiento, el general, que fue nombrado entonces ministro de la Guerra, le dijo a Gregorio que qué quería hacer y como él tenía el oficio de herrador de animales, trabajo que también hizo en Cuba, le dijo que eso quería, y le concedió la plaza de herrador en Moralzarzal. El cargo de herrador era titularidad, por aquel entonces, de los veterinarios, como he dicho antes, pero en este caso, a Gregorio se le concedió el título de manera excepcional.
Luego su hijo Valentín siguió como herrador de animales en la herrería que tenía en la Travesía del Cerrillo y en la calle, a la puerta de la herrería tenía un potro de piedra para atar los animales y así poder herrarlos.

Como otra de las labores desarrolladas en el pueblo era todo lo relacionado con la cantería y debido a que las piezas de granito extraidas de las canteras eran trabajadas, labradas o talladas en los talleres de canteros o en las propias canteras, empleando herramientas que después de un cierto tiempo de uso se deterioraban, forzosamente tenían que ser repasadas por los profesionales que se dedicaron a esa labor, los herreros, y eso se hacía en las fraguas.
La fragua que es el fogón en que se caldean los metales para forjarlos, avivando el fuego mediante una corriente de aire producida por medio de un fuelle o con otro aparato que pueda producir el mismo efecto.
Forjar es dar la primera forma con el martillo a cualquier pieza de metal y en las fraguas que hubo en el pueblo, se forjaron piezas destinadas a distintos menesteres, pero las que resistieron el paso del tiempo y que aún se conservan, aunque con poco trabajo, se dedicaron a la labor de arreglar las herramientas de los canteros, empleándose el fuelle en ellas. En la fragua, el operario que afuella (el que sopla con fuelles) es el follador, también conocido como palanquero (operario que movía el fuelle en las ferrerías).
El fuelle es un instrumento para recoger aire y lanzarlo en una determinada dirección, y esencialmente se reduce a una caja con tapa y fondo de madera, con costados de piel flexible, una válvula por donde entra el aire y un cañón por donde sale cuando, al plegarse los costados se reduce el volumen del instrumento. La pieza de hierro que está en contacto con el carbón ardiendo y por donde sale en aire es la tobera (según el diccionario de RAE, la tobera es la abertura tubular, primitivamente de forma cónica, por donde se introduce el aire en un horno o una forja, fragua o crisol). La capacidad del fuelle puede aumentar o disminuir a voluntad del follador para aspirar el aire del exterior o impulsarlo en una dirección determinada. Antiguamente era una bolsa o saco de cuero con una válvula de admisión de aire y una boquilla para expulsarlo.
Parece ser que ya los egipcios lo usaban 1.500 años a. de J.C. para la fundición de metales y también indios y chinos que se dedicaron a la metalurgia usaron fuelles desde antiguamente hasta mediados del siglo XX. Los fuelles se han usado además de en las fraguas, aunque con otras dimensiones, en los hogares para atizar el fuego de chimeneas y cocinas, para instrumentos musicales como órganos, acordeones y gaitas y otra aplicación muy curiosa es el uso de ellos en los relojes de cuco.
Las toberas de los fuelles dedicados a soplar en las fraguas se van desgastando con el paso del tiempo y debido a estar en contacto con el fuego se deterioran bastante y por ello hay que reemplazarlas periódicamente; en la siguiente foto se ve la que conserva Luis Cuena para su fuelle.

tobera de repuesto


El material usado en las fraguas como combustible para alcanzar la temperatura adecuada para caldear las piezas de hierro de manera que se puedan trabajar es el carbón de hulla, y esa temperatura se alcanzaba cuando los herreros veían que las piezas a forjar tomaban un color rojizo y luego amarillento.

Hay constancia de herreros que hubo en el pueblo, como se ve escrito en libros de la parroquia de San Miguel Arcángel de Moralzarzal, y aparece en la partida de bautismo de León Sánchez Palacios, nacido el día 20 de febrero de 1754, que su padre Nicolás Sánchez Ximena consta como herrero en esta Villa, natural de Colmenar Viejo y vecino de Moralzarzal. Este hombre estaba casado con Sabina Palacios, matrimonio que tuvo en Moral cuatro hijos, enviudó y se volvió a casar en el pueblo con otra viuda «cebollera» llamada Juana Segovia Sanz en el verano de 1767, asistiendo a su boda como testigo otro herrero llamado Manuel, del que que se habla seguidamente.
También se ve que asistiendo Manuel Martín Redondo como testigo de la boda de Manuel Melitón Estévez Martín y de Manuela Balandín López celebrada el día 20 de febrero de 1841, consta como herrero, siendo este hombre natural de un pueblo de la provincia de Guadalajara llamado Bocigano, casado en 1824 en Moral con Anastasia Turégano Martín, y constando como testigo de otras celebraciones matrimoniales y con el oficio de herrero.
Otra persona que aparece como herrero de la fragua Villa en los libros de matrimonios es León González González, natural de Miraflores de la Sierra, siendo testigo de la boda de Juan Segovia de Diego y Josefa Prados Melgar celebrada el día 7 de abril de 1845, también casado con una mujer «cebollera» en noviembre de 1838, llamada Braulia Prados Melgar y constando como testigo en otras bodas.
También figura como herrero en el libro de bautismos Indalecio Fernández Espada, natural de Brujón, pueblo de la provincia de Toledo y residente en nuestro pueblo, pudiéndose ver en la partida de bautismo de su hija María Luisa, bautizada el día 27 de agosto de 1848, que aparece como herrero.
Para terminar con ejemplos de herreros que constan en el libro de actas matrimoniales de nuestro pueblo, tenemos a Antonio Suárez Álvarez, asturiano de Belmonte de Miranda, casado con la «cebollera» Catalina Sanz Alonso en junio de 1875.

Entre otras, hubo una fragua en lo que hoy día es la Plaza de la Fragua, llamada fragua Villa, mencionada líneas arriba, donde trabajó un herrero llamado Víctor de Antonio, que provenía de la zona segoviana de Sepúlveda, instalándose primero en Collado Villalba con uno de los Martínez, hermano del ganadero Vicente Martínez Sainz del Rebollar, dueño de la «Casa Grande» que ahora alberga la biblioteca municipal, y luego trabajó en dicha fragua Villa, y del cual se hace mención más adelante.

En la foto que sigue, se puede ver la fragua Villa que hubo en la plaza que tomó su nombre (Plaza de la Fragua), fotografía que fue tomada en un día de mercadillo, (algunos recordarán que se celebraba allí), y que se ha conservado hasta 1965, levantándose hoy día en el terreno donde se encontraba, un edificio que albergó a la policía local y últimamente se encuentra un almacén para los servicios de limpieza, oficina de la casa Hertz de alquiler de coches y el Centro de Acceso Público a Internet (CAPI).

la fragua Villa a la izquierda


La fragua Villa, propiedad del municipio de Moralzarzal, era administrada por el Concejo, y periódicamente salía a subasta, quedándose con ella el mejor postor, y para ver que se arrendaba baste como ejemplo lo que se ve en un acta del Ayuntamiento levantada con motivo de la junta celebrada el día 5 de junio del año 1899, tratándose en ella del arriendo de la fragua. Las herramientas que usaban los herreros para hacer su trabajo o servicio de la herrería también eran propiedad del municipio, y las entregaba el Concejo a los herreros como veremos en la exposición de diversas crónicas o relatos que serán expuestos en las siguientes líneas, pero veamos algo de la historia de los herreros de nuestro pueblo y de circustancias que fueron variando a lo largo de los años afectando a los que servían la fragua Villa, los herreros, y que afortunadamente hemos podido saber por los documentos encontrados en el Archivo Municipal dando luz a una época de la historia de nuestro pueblo, empezando con los herreros que ejercieron ese oficio de la herrería en unos cuantos años del siglo XVII al haber visto documentos que van desde 1607 hasta 1692.

Ya de 1607 hay un acta que lleva por título
Obligon ε fiança de la herreria deste lugar del moral que dio germo bonifacio -
Comienza dicendo que
Por quantos ξsta Carta de obligacion ε fiança Vieren como yo germo bonifacio herrero Vezino del lugar del Pardillo rresidente εn este lugar del moral como principal ferrero ε obligado ε nos Bartme Gomez Pedro Ruvio εl moço Juan noreno εl moço ε Juan domingo Vezinos del dho lugar del Moral como sus fiadores ε principales cunplidores ε pagadores todos juntos de mancomun ε a los de Uno ε Cada Uno de nos por si consolidan ε sobretodo renunciando como rrenunciamos la de ser de la mancomunidad en todo ε por todo como en ella se qe otorgos ε conocemos por esta presente Carta que nos obligamos de servir ε que yo el dho germo bonifacio servire ξl oficio de herrero εn este lugar del moral que rremato en mi por Un año cumplido primo siguiente que començara A Correr desde εl dia de san Juan De junio deste presente año de mill ε seiscientos ε siete años ε cunplira por el dia de San Juan de junio del año Venidero de mill ε seiscientos ε ocho años a los precios ε condiciones siguientes ---
Continúa el documento y entre las condiciones estipuladas, la primera dice que los labradores han de pagar por cada par de bueyes o yunta principal la cantidad de diez celemines de centeno, media fanega de trigo y media libra de lino.
Lo que nos da una idea de que había vecinos que ejercían labores en el campo y que se obtenían esos dos cereales y el lino. Además se dice que el que hiciera "alzar", es decir dar la primera reja o vuelta al rastrojo, ha de pagar media fanega de centeno, y si se pone a arar libremente al "
alçar, vinar y terçiar" con los bueyes que quisiere, es decir dar una, dos o tres rejas al rastrojo, lo que se dice actualmente "alzar, binar y terciar", no han de pagar mas que la dicha media fanega de centeno, y a Jerónimo Bonifacio le han de pagar con el trigo y centeno para el día de Nuestra Señora de agosto del presente año de 1607. Que hará cibicas, chavetas y tornijas al precio de dos maravedís, por hacer una reja nueva se le han de pagar un real y por hacer un azadón nuevo cobrará tres reales, así como hacer vilortas nuevas a seis maravedís cada una tanto chicas como grandes y hará de balde aguijones y todo lo demás anejo al arado.

A continuación se muestra parte del documento donde se dicen algunas de las condiciones a las que tienen que hacer frente los labradores y vecinos del Moral por beneficiarse de los servicios prestados por el herrero, documento que no se ve muy claro ya que se aprecia en parte lo escrito por detrás.

parte del documento

Y estas condiciones son relativas al servicio prestado a los vecinos, pero además consta en el documento que ha de "aderezar", es decir componer o remendar los mazos, martillos y tenazas a su costa, dándole el hierro y acero que fuese necesario y ha de dejar las herramientas el día que se fuere, tales y tan buenas como las recibe.
Continúa diciendo que el herrero y sus fiadores se comprometen a servir el oficio todo el año sin faltar ni ausentarse salvo que por circustancias en contra, a su costa se pueda buscar otro herrero que supla su servicio en el Moral.
Sigue diciendo que nos, Francisco Herranz, alcalde en este dicho lugar del Moral y Juan González, procurador del Concejo, que están presentes, otorgan, aceptan y reciben esta escritura en favor del municipio y del Concejo y se recibe por herrero a Jerónimo Bonifacio y que nos obligamos a que los vecinos y labradores le pagarán el salario y demás herramientas y que para ello le darán el favor y la ayuda que sea necesario.
Acaba el documento relativo a este acta de aceptación del herrero, en la forma como se solía hacer en esos tiempos diciendo que fue otorgada en el lugar del moral el día 4 de junio de 1607, estando presentes y que fueron testigos, Asenjo Martín, Simón Martín Ucendo, Francisco Redondo y Alonso Barroso, vecinos del pueblo, y los otorgantes que sabían firmar lo hicieron con sus nombres y los que no sabían, a su ruego lo firmaron dos testigos, y sigue diciendo el escribano, Sebastián Martínez, que da fe y que conoce a los otorgantes, viéndose luego las firmas de varias personas y entre ellas la del escribano.

El año 1608 volvió a ser herrero del Moral el mismo Jerónimo Bonifacio, pero fueron sus cumplidores y pagadores los vecinos Pedro Gómez, Pedro Sebastián, Pedro Rubio el mozo y Llorente la Parra, y fue elegido herrero por un año empezando también en San Juan de 1608 hasta San Juan de 1609, escritura que fue otorgada el día 26 de julio de 1608 estando presentes como testigos Miguel Esteban, Eugenio Martín y Pedro Rubio Sacristán, vecinos del pueblo. También siguió como herrero el tal Jerónimo durante el año 1609, como se puede ver en otro documento sobre postura de obligación y firma del herrero, y se dice que Jerónimo Bonifacio es el principal herrero del Moral, ejerciendo como fiadores, cumplidores y pagadores los vecinos Pedro Gómez, Pedro Sabastián y Juan Robledo, y en palabras del escribano se dice
ξ yo εl presente scrivano que abono a principal ξ fiadores, es decir que el escribano garantiza que es verdad que son el herrero y sus fiadores.
Sigue el documento exponiendo
ξ conocemos por esta presente Carta que nos obligamos de servir ξ que yo εl dho Germo Bonifacio servire el officio de ferrero εn este dho lugar del moral por un año cunplido primero siguie que començo a correr el día de San Juan de Junio deste presente año de mill ξ seiscientos ξ nueve ξ cunplira εl día de San Juan de Junio del año venidero de seiscientos ξ diez a los precios ξ con las condiciones siguientes ----
Y se exponen condiciones parecidas algunas a las del 1607 como que ha de pagar por cada par principal una fanega de centeno, media fanega de trigo y media libra de lino. Se ha de pagar de cada ayuda, es decir de arar el rastrojo, media fanega de centeno y si no cuatro reales en dinero. Que en lo tocante a herramientas han de pagar según la escritura que tiene suscrita Jerónimo y que hizo el año pasado, por hacer una trampa nueva tres reales y por calzarla o ajustarla dos reales y por encabruñarla un real, por hacer un azadón tres reales y por calzarlo dos reales, y así siguen exponiéndose los precios a pagarle por hacer nuevas algunas herramientas o ajustarlas, como rejas, vilortas, aguijones y piezas de arados, etc.
Se expone también que por cada vez que falte debe pagar las huebras a las personas que las perdieren, a razón de cuatro reales por huebra, siendo la huebra el espacio que se ara en un día según el diccionario de la Real Academia, y se compromete a "aderezar" de balde las herramientas del Concejo, siempre que le den recaudo a él.

Seguidamente se muestra parte del documento donde se dicen algunas de las condiciones que tiene que cumplir el herrero y lo que puede cobrar por algunos de los servicios a realizar.

condiciones

Este documento se firmó, según está escrito en él, el día 6 de diciembre de 1609, otorgándose el oficio de herrero a Jerónimo Bonifacio y actuaron de testigos los presentes en el acto como fueron Eugenio Martín, Francisco Herranz, Lorenzo del Prado y Francisco Martín

En otro documento relativo al tema del herrero encontrado entre las actas de las sesiones del Concejo que se conservan en el archivo municipal, hay uno que corresponde al año 1610 y en el que se ve que se cambió de herrero, titulado "Postura de la herreria", y comienza diciendo
Ξn el lugar del moral A diez ξ ocho dias del mes de abril de mill seiscientos ξ diez años Ante Miguel εsteban ξ Juan Torres allds εn el dho lugar ρarecio ρresente Sebastian Martin herrero vezino de Collado Villalva ξ dixo que hacia ξ hizo ρostura εn la ferreria deste lugar por un año que començara desde el dia de San Juan de Junio deste año de seisçientos ξ diez ξ cumρlira ρor San Juan de Junio de seisçientos ξ onze años lo qual ρone A los ρreçios y segun ξ de la manera que lo tenia ρuesto Germo bonifacio herrero que a sido εn este lugar εl año pasado ... siguiendo el documento diciendo que los utensilios que haga nuevos cobrará a cuatro reales, y por hacer un azadón 4 reales, por calzarlo 2 reales y por encabruñarlo dos cuartos y así otras piezas y útiles, y a los que tengan un par de bueyes los cobrará media libra de lino.
Se le otorgó el remate para el oficio siendo testigos los vecinos Asenjo Martín, Juan García y Juan Muñoz Cruzado, y la subasta se realizó el día dos de mayo de 1610, diciendo el documento que se juntaron en el Concejo al son de campana tañida, como lo tienen de costumbre, los dos alcaldes anteriormente citados, el procurador general Eugenio Martín y unos cuantos vecinos, ente el escribano Sebastián Martínez, y leída la postura hecha por el candidato Sebastián Martín en dicha reunión, se admitió después de leerla y pregonarla varias veces sin que hubiera mejor postor, pero fue el 17 de mayo de ese mismo mes y año cuando tuvo lugar el remate de la herrería, estando reunidos en el cuarto donde se junta el Concejo con los alcaldes Miguel Esteban y Juan Torres y otros cuantos vecinos del pueblo, y después del ceremonial que se acostumbraba a hacer en este tipo de reuniones para rematar posturas o subastas, en vista de que nadie ofreciese mejora alguna y después de pregonarlo varias veces, se remató la herrería en el dicho Sebastián Martín y firmaron como testigos, Juan Robledo y Miguel Torres, vecinos del Moral.

El último día del mes de diciembre de 1611 tuvo lugar la entrega de herramientas de la fragua villa del pueblo al herrero Andrés Rodríguez en presencia del escribano Sebastián Martínez y de Alonso Muñoz y Juan Crespo alcaldes del Moral, el cual herrero iba a servir o ejercer el empleo en la fragua durante 1612, y se le entregaron dos machos grandes, un martillo de mano bueno, cuatro pares de tenazas y una bigornia, una tobera y la muela que está en la fragua. Esas herramientas se obliga a devolverlas cuando le sean pedidas so pena de pagar con sus bienes, y fueron testigos Pedro Lozano y Juan Herranz, alguaciles del Concejo del Moral.
Pero esta vez duró poco el empleo del herrero ya que se ve en otro documento encontrado, que el día 25 del mes de junio de 1612, en presencia del escribano y de Francisco Rubio, alcalde, y de Antón Esteban, procurador general del Concejo del pueblo, entregaron a Juan Matías, el herrero venido a ejercer el oficio en la fragua del Moral, dos machos grandes de hierro, un martillo nuevo y otro que se hizo después, cuatro pares de tenazas, una bigornia y una tajadera, una tobera y la muela que estaba en la fragua, aunque dijo el herrero que no la recibió, y un espetón. Se dice que se dieron por entregadas, firmándolo los vecinos Alonso Muñoz y Juan Moreno como testigos además del escribano Sebastián Martínez. Adjunto a lo escrito y dicho en estas líneas, hay otro escrito en el que se dice que el día dos de enero de 1615 (obviamente está equivocado el año, debe ser 1613) se dieron a Juan Matías y se le entregaron las herramientas de la fragua y que se obligó a dar cuenta de ellas, mostrándose seguidamente lo que dice el documento de las herramientas que se le entregaron a Juan Matías en junio de 1612.

entrega

Hubo otra reunión del Concejo con participación de vecinos en la que se trató de dos posturas sobre la herrería hechas por Francisco Sanz, herrero vecino de Navacerrada y la otra de Juan Matías vecino de este lugar, presidida por los alcaldes Eugenio Martín y Sebastián Martín junto con el procurador general Juan Herranz y entre los vecinos estaba Francisco Herranz del Zarzal, reunión celebrada el día siete de junio de 1613. Se trató de ver la más conveniente y el Concejo dijo que si Juan Matías aceptaba lo que dice Francisco Sanz, a lo que Matías dijo que lo aceptaba con la condición de no tener que ir a Cerceda y que entendía que la ayuda o labores del campo al arar, solamente era el
alçar o primera pasada de reja al rastrojo y que las otras rejas entiende que son libres (binar y terciar) y se le admitió la postura a Juan Matías y no la de Francisco Sanz. Lo firmaron los que sabían y por los demás firmó un testigo y como testigos del acto firmaron Pedro Sebastián, Pedro Álvarez y Juan Domínguez.

Otra documentación en la que me baso para hablar de este tema que nos trae más luz sobre la historia del Moral es la del año 1614 y se encabeza como "
qo sobre elherrero" y dice así : "En el lugar del Moral a veinte días del mes de mayo de 1614, en presencia de mí el presente escribano, estando en Concejo público, a campana tañida según lo tienen de costumbre, Juan Muñoz Cruzado, alcalde, y Bartolomé Gómez, procurador general en dicho lugar", y va nombrando vecinos del pueblo presentes en dicha reunión y sigue : Parecio ρresente Juan de Matias Vezino deste dho lugar ferrero que sirbe εn el oficio de La ferreria y Dixo que façia ξ hizo ρostura εn el oficio de la ferreria deste dho lugar ρor Un año que començara εl dia de San Juan de Junio deste ρresente año de mill ξ seisçientos ξ catorze ξ cunρlira a San Juan de Junio de seisçientos ξ quinze a lo espresado ξ con las condiçiones siguies ---
Y se van dando detalles de los precios que cobrará a los distintos vecinos, empezando por los labradores que le pagarán por cada yunta principal 15 reales y las ayudas de arar a 8 reales si es alçar y no
alçando no han de pagar, y en caso de pagar, le darán la mitad en San Juan cuando comience a ejercer el oficio y la otra mitad en Navidad. Se siguen exponiendo en el documento los precios a pagar por hacer piezas y útiles como galgas, azadones, clavos, cibicas y otras diversas, y que por hacer una reja nueva un real y medio, y por hacer una hazuela de martillo 2 reales y un real por calzarla. Se dice que "ha de tener buen recaudo de carbón", es decir asegurarse de tenerlo, y que si algún día le faltare tiene que pagar una huebra, ε qel rremate a de ser εl domingo siguie del Dia del corpus cristi ε rrematando εn el ρara firmar A contento de la Justa ε por el dho qo le fue admitida la dha ρostura tanto quanto a lugar de dero y el dho Juan Matias si alguna falta hiçiere se someta a que los allds le ρuedan cargar ρor cada bez cien mris demas de que ρagara la guebra al labrador que ρor su falta la ρerdiere.
Hubo una reunión para acordar la adjudicación de la herrería el 11 de junio de 1614, celebrada por el Concejo bajo la presidencia de los alcaldes Juan Muñoz Cruzado y Juan Crespo, con la asistencia de bastantes vecinos de los cuales se nombran veinte en el documento, viéndose y tratándose las posturas hechas por Francisco Sanz, residente en Manzanares, y Juan Matías en Moralzarzal, y después de estudiadas las posturas de ambos se pidió a Francisco las fianzas oportunas y no las dio por lo que se dijo a Juan Matías que se quedara él, y entre discusiones de unas cosas y otras y de que los labradores le debieran pagar su salario, y que le pague a Francisco Sanz de los cuatro ducados que sacó de su postura y que de esta manera se quede Juan con la herrería si quisiere, no se debió llegar a ningún acuerdo puesto que al final de la parte del documento donde se describe este acuerdo sobre el herrero se ve escrito : "No se hizo ni se otorgó".
Seguidamente se ve escrito en el documento que en el lugar del Moral, el 23 de junio de 1614 estando en Concejo público se juntaron vecinos y los alcaldes Juan Muñoz Cruzado y Juan Crespo y también consta como reunido Bartolomé Gómez, procurador general del pueblo, y unos cuantos vecinos, primeramente se subastó el pasto de la dehesa y el siguiente punto a tratar fue el remate de la herrería. Se pregonó el oficio de herrero por un año desde San Juan de 1614 hasta el de 1615 con la postura hecha por Juan de Matías, y habiéndose dado ese pregón y al no haber quien hiciese mejora se remató en el dicho Juan en el precio y con las condiciones contenidas en su postura, lo cual se notificó a Juan de Matías y se le apercibió que diera sus fianzas, lo cual aceptó, siendo testigos Juan del Álamo y Francisco Herranz Tejedor, vecinos del pueblo, mostrándose seguidamente lo que dice el documento del remate de la herrería.

remate

Es interesante y curioso ver que se limitaban las fechas de los contratos y concesiones no por día, mes y año, sino por festividades de la Iglesia católica con la celebración de un santo o algún misterio, como hemos visto hasta ahora con San Juan, Navidad o Corpus Christi, costumbre que ha perdurado hasta cerca de nuestros días con pagos por el arriendo de prados, como he visto documentos donde pone "He recibido de Severina la renta de la bodega cumplida en San Pedro de 1958", referida a la bodega de la viña que había donde está hoy día la urbanización del mismo nombre, La Viña, y se ve en estas actas antedichas lo de San Juan, pero hay otra que viene a cuento y es la de la subasta de la tienda del pueblo celebrada, según dice el acta, el día 17 de noviembre de 1613 que se remató en Pedro Mingo dando cien reales para alcabala del Sr. Duque del Infantado, diez ducados de renta por la casa de la tienda, tres fanegas de trigo para la caridad de San Sebastián, tres arrobas de higos y ocho libras de carnero para el día del Corpus Christi.

En 1616 siguió de herrero Juan Matías como se ve en el apartado del documento en el que se lee :
Obligon ε fiança del ofio de la herreria del moral que dio Juan Matias ρor Un año Desde San Juan de Junio de 1616 hasta San Juan de 1617 a los ρreçios contenidos en la ρostura ε rremate, de lo tratado en la reunión habida el 30 de mayo de 1616.

Hay documentos de 1617 que desgraciadamente no se pueden ver completos puesto que están bastante deteriorados al faltar parte de algunas hojas, pero de lo que se ve se distingue que en la reunión que celebró el Concejo el día 7 de mayo de 1617 y se leyó la postura hecha por un vecino de El Escorial apellidado de San Millán para quedarse con la herrería desde el día de San Juan hasta el San Juan del año venidero de 1618.
También en ese año de 1617 se celebró un Concejo el día 11 de junio, convocado como era costumbre al son de campana tañida bajo la presidencia de los alcaldes Alonso Muñoz y Juan Mingo y con la presencia de varios vecinos, tratándose varios asuntos empezando con el remate de la herrería, que dice así :
Primeramente en este qo se ρregono ξl officio δe la herreria Deste lugar ρara el año Venidero desde San Juan ξn Aδelante Sobre la ρostura que tiene ffa Juan δe matias ε auienδo ρregonaδo Se rremato ξn el dho Juan δe matias segun ε δe la manera que se contiene ξn la ρostura δel dho Juan δe Matias --
Y la confirmación de que Juan de Matías fue herrero otra vez, se ve en el documento de
Obligon ε fiança δe la herreria δel moral Por Vn año δesδe San Juan δe Junio De 1617 hasta San Juan δe Junio δe 1618 Conforme a la ρostura que tiene ffa Juan De matias --
En el documento pone que cuantos esta carta de obligación y fianza vieren como él, Juan de Matías, como principal herrero, y los obligados o personas que han contraído legalmente una obligación a favor del herrero, es decir, sus fiadores y principales cumplidores y pagadores y haciendo, como hacen, de sus bienes propios aval de posibles deudas del herrero, todos ellos vecinos del pueblo, y termina el documento sobre este tema diciendo que
fue ffa ξ otorgaδa ξl lugar δel moral A veinte ε ocho δias Del mes δe agosto δe mill ε seiscientos y siete años estando ρresentes ρor tos Frnco martin εl uiejo y cristoual Uzendo Domingo herranz Vezos δel dho lugar ε los otorgantes que sauian firmar lo firmaron de sus nombres ε ρor los δemas que no sauian asu rruego Lo firmo Un to yo ξl ρresente scruio doy fe que conozco alos otorgantes --
Y siguen las firmas de todos los que sabían firmar y la del escribano Sebastián Martínez, pero se muestra seguidamente la parte del documento donde se lee lo de la obligación y fianza

obligación


Del año de 1618 se tiene documentación en la que se puede ver la postura de la herrería que empieza como todos los documentos relativos a ese tema, como es : En el lugar del Moral a once días del mes de junio de 1618, en presencia de mí el presente escribano público y testigos, se juntaron en Concejo público, a la voz de campana tañida según lo tienen de costumbre, Bartolomé Gómez y Juan de Antón Muñoz, alcaldes en este dicho lugar, y con ellos Juan González, Juan Herranz el viejo, Pedro Álvarez, Pedro Rubio, Llorente la Parra, Francisco Rubio y Juan Domínguez, todos vecinos del dicho lugar y estando en el Concejo se hizo lo siguiente.
Se trataron diversos temas y el segundo fue :
Postura de la herreria que dice así : "Otro sí en este Concejo se leyó una postura que hace en la herrería Juan de Matías, vecino de este lugar, por un año que comienza desde primero de junio de este presente año de la fecha y cumplirá por San Juan de junio de 1619, en que la pone según y de la manera que está este presente año de 1618, la cual dicha postura vista en el dicho Concejo, la dicha postura se recibió en el dicho Concejo cuanto ha lugar de derecho y sobre la dicha postura se pregonó para si había quien pujase".
Y fue el día 29 de junio de 1618 cuando se reunieron en Concejo público los alcaldes Juan de Antón Muñoz y Bartolomé Gómez, el procurador general Juan Domingo el viejo y junto con ellos estuvieron entre otros Juan Herranz el viejo, Juan Muñoz Cruzado, Francisco Rubio, Juan Mingo, Alonso Robledo, Pedro Rubio el viejo, Juan García el viejo, Pedro Martín de las Eras el mozo y otros vecinos del pueblo, y el segundo punto a tratar en esa reunión fue la postura de la herrería leída el día once de ese mismo mes expresada líneas arriba, leyéndose en el documento : "
Otro si en el dho qo se pregono la postura δe la ferreria y seruicio δella que tiene fecha Juan δe Matias ferrero que al presente es por si auia quien ficiese mejora en ella y por no auer quien ficiese la dha mejora se rremato en el dho Juan Matias segun y con las conδiciones conteniδas en la dha postura = el qual que presente estaba azepto el dho rremate y se obligo δe seruirla hasta san Juo de junio δe mill y seiscientos y δiez y nuebe años conforme a su postura y δe δar luego fianzas δel dho seruicio a contento δe la Justicia δe este dho lugar y ansi Lo otorgo y no firmo por no sauer".
Y continuaron los reunidos con el Concejo tratando otros temas como fue la siega de pasto de la dehesa boyal.

En el acta del pleno del Ayuntamiento celebrado en 1618, como continuación de lo visto hasta ahora de la postura hecha por la herrería por Juan Matías, se ve la
escritura para serbir la herreria deste lugar del moral que resumiendo dice que el primer día de julio de 1618 se presentó ante el Concejo Giuseppe Rodríguez, maestro de cerrajería y herrería como aspirante a herrero de la fragua del Moral junto con Francisco Montero, vecinos ambos de la villa de Galapagar, y Juan Domingo el mozo vecino del Moral, estos últimos como sus fiadores y principales cumplidores y pagadores, es decir como avalistas del herrero, y dijeron que se obligaban y obligaron a que Giuseppe Rodríguez serviría el oficio de herrero en este pueblo por un año que comienza a correr desde el día de San Juan, 24 de junio, de este dicho año y cumplirá para San Juan del próximo año, arreglando las rejas y demás utensilios de los labradores, garantizando mucha puntualidad y cuidado y con todas las condiciones expuestas en su postura.
Fue otorgada ante el escribano y actuaron como testigos Juan Moreno, Mauricio del Álamo y Juan Martín, vecinos del Moral y el escribano dio fe que conocía a los otorgantes, que firmaron con sus nombres los que sabían firmar y por los que no a su ruego lo firmó un testigo, y aparecen las firmas, viéndose la del testigo que firmó por otros, Mauricio del Álamo y la del escribano Gaspar Martínez, y se muestra seguidamente la parte del documento donde aparecen las firmas.

firmas

En el año 1619, como consecuencia de la reunión mantenida por el Concejo el día 26 de noviembre de 1619 para tratar asuntos que afectaban a los intereses del pueblo, se escribió en el acta lo siguiente : "Obligación y fianza de la herrería del Moral que hace Giuseppe Rodríguez por un año desde San Juan de junio de seiscientos y diecinueve hasta San Juan del año veinte a los precios y según se contiene en la postura".
Y se dice que Giuseppe Rodríguez, vecino de la villa de Galapagar es herrero y sus avales fueron Juan Domínguez el viejo, Juan Domingo el mozo y Miguel Domingo, vecinos del Moral, que son sus fiadores y principales cumplidores y pagadores. Estuvieron presentes como testigos Juan Sanz el barbero, Francisco de Abaxo y Juan del Pozo, vecinos, y firmaron los otorgantes que sabían firmar con sus nombres y por los demás un testigo, diciendo el escribano, Sebastián Martínez, que conocía a los otorgantes.
También fue el dicho Giuseppe Rodríguez el herrero en 1620 ya que remató la postura que hizo de la herrería, para servirla desde San Juan de 1620 hasta San Juan de 1621, y que los labradores le darían por cada yunta doce reales y una fanega de centeno y aquel que hiciese las tres labores de arar como son alzar, binar y terciar y además sembrar, le ha de dar cuatro reales. Se pregonó esta postura en el Concejo para ver si había alguna mejora y no la hubo, por lo cual se le remató a Giuseppe, el cual aceptó el remate y se obligó a dar las fianzas a satisfación de la Justicia.

Ya hemos visto algunas ocasiones en las que se ha tratado el entrego de herramientas a los herreros, y es que como se ha expuesto líneas arriba, las herramientas las tenía el municipio en la fragua puesto que eran de su propiedad, y cada vez que había un herrero nuevo, se le entregaban y se levantaba acta de ese acto del entrego.
En 1620 se entregaron las herramientas al herrero de turno, que solía estar por el periodo de un año, desde el día de San Juan hasta el siguiente día de San Juan del año posterior, y se lee para este año :
en el lugar δel moral a treynta δias δel mes de Junio δe mill y seyscientos y Veynte años en presencia δe mi el presente escriuano Juan Mingo alcalδe y Juo δe las heras procurador general en el dho lugar δieron y entregaron a δiego aguado herrero que δe presente an rresciuido Las herramientas que auia en La fragua que son Las que rresciuio Jusepe rroδriguez herrero en La manera siguiente --
Y sigue una relación de las herramientas entregadas a ese herrero Diego Aguado y eran dos machos de hierro, el uno bueno y el otro quebrado, un martillo de mano bueno, dos pares de tenazas, las unas curvas y las otras llanas buenas, un yunque de hierro y acero grande y bueno, una bigornia grande buena, una tobera y unos fuelles buenos, una cigüeñuela de la muela, una clavera vieja y una cortadera.
La cigüeñuela es la manivela que se pone a la piedra de amolar para darle movimiento giratorio, y continúa con lo siguiente :
Las quales dhas herramientas se entregaron ael dho δiego aguaδo y el las rresciuio y se obligo de δar quenta δellas Cada y quanδo que se le piδan so pena de pagar cualquiera δe las dhas herramientas que faltaren y ansi lo otorgo y no firmo porque δijo no saber siendo testigos alonso barroso y miguel δomingo y simon mmn de Uzendo Vzso δel dho lugar ϒ lo firmo un testigo a su rruego
El testigo que firmó por el herrero fue Simón Martín de Uzendo y se ve también la firma del escribano Sebastián Ramírez.

En 1621 se ve un acta en la que consta la obligación del herrero Giuseppe Rodríguez, que fue otorgada el día 23 de diciembre de 1621 como consecuencia de haber aceptado la postura hecha por dicho herrero, siendo testigos los presentes vecinos Francisco Rubio, Pedro Cardeña y Juan Collado, de los cuales dice el acta que eran "estantes", es decir residentes en el pueblo, y firmaron junto al herrero, que ya sabía firmar, y el escribano Sebastián Martínez.
Y aquí seguido va parte del acta en la que se ve el encabezamiento donde se puede apreciar el tiempo de vigencia de su trabajo para ese año

encabezamiento

Siguió Giuseppe Rodríguez como herrero del Moral en 1624 como se ve en el acta que dice "obligación y fianza que otorgaron Giuseppe Rodríguez herrero como principal y María de Segovia, su mujer, y Agustín de las Liba y Alonso Fernández como sus fiadores vecinos de este lugar para el servicio de la herrería de este lugar por un año conforme a su postura que cumplirá a San Juan de junio de 1625".
Fue otorgada la postura el 17 de noviembre de 1624 estando presentes como testigos Alonso Muñoz, Miguel Esteban y Domingo García, vecinos de este pueblo y a los otorgantes dijo el escribano que los conocía, firmando Giuseppe el herrero, Miguel Esteban y también firmó como escribano Simón Martín de Uzendo.

A este herrero le entregaron las herramientas de la fragua el día 13 de enero de 1625 en presencia del escribano, del alcalde Juan del Pozo y de Sebastián Montero, compañero del herrero, y le dieron las siguientes herramientas : "dos machos de hierro buenos, un martillo de mano bueno, más dos pares de tenazas, unas curvas y las otras llanas, un yunque bueno grande, una bigornia grande buena, una tobera y unos fuelles buenos, una cigüeñuela para la muela, una clavera vieja y una cortadera", lo que se les solía dar a todos los herreros entonces.
Como siempre que les entregaban herramientas, se obligaban a conservarlas y devolverlas en buen estado siempre que se les pidiera como se lee en el acta : "De todas las cuales herramientas el dicho Giuseppe Rodríguez se dio por entregado y se obligó de devolverlas cada y cuando que le sean pedidas tales y tan buenas como se le están entregadas donde no que pagará lo que faltare con su persona y bienes y lo firmó aquí Bartoloméé Gómez y Alonso de Villanueva y Llorente la Parra vecinos de este dicho lugar".

En 1627 hubo cambio de herrero como se puede comprobar por el acta en que está escrito "
obligazion y fianza que δio anδres δel hoyo herrero Vzo δe matalpino y fiadores Juo pasqual y Juo δel alamo Vzos δel moral estando escrito en el ángulo superior derecho del folio correspondiente lo siguiente : en que se obligaron δe seruir el oficio δe herrero Conforme y Con Las conδiciones conteniδas en su postura que es por un año δesδe san Juo δe junio δeste año δe mill y seyscientos y Vte y siete y asta san Juo δe junio δe mill y seyos y Vte y ocho años.
Se ve que siempre el espacio de tiempo por el que se contrataba era por un año, desde el día de San Juan hasta el día de San Juan del año siguiente, y en ese acta se ve que el acto tuvo lugar el 29 de septiembre de 1627. Y no pone nada más (¿ olvido del escibano ?) hasta que aparece lo escrito al final, en donde se dice que los testigos fueron Miguel Esteban, Bartolomé Gómez, Domingo Sebastián, Pablo Sanz y Alonso Robledo, los cuales son vecinos del pueblo y que a los otorgantes los conoce el escribano, que da fe de ello, y por los que no sabían firmar lo hizo un testigo llamado Domingo de Lus, también vecino.
Y aparecen las firmas de los testigos Miguel Esteban y Domingo de Lus que firmaron por los que no sabían, y la del escribano Simón Martín de Uzendo.

En 1628 no había herrero y se acordó en la reunió habida en Concejo el día 28 de septiembre de ese año, que se coja por herrero a Miguel Rodríguez, vecino de Santa María de Nieva, que al presente está en este dicho lugar, para que sirva el dicho oficio hasta San Juan de junio del año que viene de 1629, el cual hizo postura y se leyó en este Concejo, siendo testigos Sebastián Montero, Pablo Sanz y Mauricio del Álamo, vecinos del Moral que lo firmaron, y se quedó con la postura el escribano Simón Martín de Uzendo.
Hubo reunión del Concejo el día 4 de diciembre de 1628 con la presencia del alcalde Antón Muñoz, del procurador general del Concejo Bartolomé Gómez y unos cuantos vecinos, y es curioso ver que entre ellos se menciona a Pedro Martín el mozo, marido de la Apolonia, y se trató el tema del entrego de las herramientas al herrero Miguel Rodríguez, que eran las mismas que se han dicho en las expuestas anteriormente, pero se las dieron el día 26 de febrero de 1629 como consta en el acta y de la que se muestra seguidamente una parte en la que se ve la fecha antedicha y parte de las herramientas entregadas.

entrego

El dicho herrero se dio por contento y se obligó a tenerlas dispuestas cada vez que se le pidan y en buenas condiciones tal como las recibe, so pena de tener que pagarlas con su persona y bienes, que para ello se obliga, y así se le otorgó siendo testigos Domingo García, Alonso Fernández y Pedro Martín el mozo, vecinos del pueblo, firmándolo a su ruego un testigo por no saber, que fue Pedro Martín.

Hubo otras cuantas veces en que se ve que se entregaron herramientas, tantas como herreros hubo y que normalmente iban cambiando cada año, y en la reunión mantenida por el Concejo el día 24 de agosto de 1629 se trató de las herramientas que se entregaban al herrero Juan de Yedres Viernes, vecino de la villa de Morlans en el reino de Francia, y las herramientas eran las que estaban a cargo de Miguel Rodríguez, herrero que había ejercido el oficio el año pasado, 1628, y en el documento se ve una lista de los instrumentos con los que trabajaba el herrero y que se le entregaban, como dos mazos grandes de hierro buenos y un martillo de hierro pequeño de mano, unas tenazas de hierro grandes curvas buenas, un cigüeñal de hierro grande de muela, una tobera de hierro buena y unos fuelles de fragua buenos con sus cañones de hierro grandes, una bigornia de hierro grande buena y un yunque grande de hierro bueno y otras tenazas grandes de hierro de mano mediadas y una tajadera de hierro buena, y estas fueron las herramientas entregadas al herrero de ese año 1629.

Paseando por la historia caminando a través de los años, nos vamos desde estos tiempos de la primera parte del siglo XVII a la postrera, para ver quienes fueron las personas que ejercieron dicho oficio de la herrería en la década de 1680, y nos encontramos con actas como la de 1679 en la que se lee el entrego de las herramientas de la fragua acordado por el Concejo en reunión del 18 de enero de ese año, en el que sus mercedes Juan Uzendo, alcalde ordinario y Matheo Rubio, regidor, tomaron cuenta al anterior alcalde Custodio Viñadero y a Miguel Rubio y Juan Mingo, regidores en el año 1678, de las herramientas de la fragua, y se las entregaron al herrero nuevo Domingo López según se ve en el documento, y las herramientas son las mismas que se han dicho para los anteriores herreros de los que se ha hecho mención, siendo tales como un par de fuelles de vaqueta con sus cañones, un yunque de hierro, una bigornia buena grande con su banco, dos machos y dos martillos medianos, una cigüeñuela de la piedra de amolar, dos pares de tijeras unas curvas y otras punteras, una tajadera fija en el banco y una clavera con dos agujeros, y termina esa parte del acta diciendo "en los cuales dichos bienes de uso mencionados entregaron por el inventario del año pasado de setenta y ocho a los dichos señores justicias y regimiento de este año y le dieron por entregados en ellas y se obligan a volverlas a entregar tales y tan buenas = Y sus mercedes se las dieron y entregaron por dicho inventario a Domingo López herrero en esta villa el cual se obligó a darlas y entregarlas cada quien por sus mercedes u otras justicias le fueran pedidas, siendo testigos Juan Domingo y Pedro Viejo, vecinos y estantes, estando presente doy fe, firmaron de sus mercedes los que supieron". Y sigue solamente la firma del escribano Pedro de Arredondo a continuación de verse "ante mi".
También se le entregaron las herramientas a Domingo López el día 22 de enero de 1680, firmando el escribano Pedro de Arredondo.

El día 24 de enero de 1682 se entregaron las herramientas que constaban en el inventario del año anterior de 1681, y se muestra seguidamente parte del acta en la que se expone la entrega de esas herramientas.

entrego

En el libro de actas de 1682, se ve una parte en la que se dice escueta y simplemente "Entrego de herramientas de la fragua a Matheo Crespo herrero", es lo único que pone, y se encuentra justo antes de "Acuerdo en Razón del salario del herrero", y después de la parte del acta en la que se cuenta el Acuerdo en razón del agua el río, acordado el día siete de junio de 1682.
El tema del salario del herrero comienza como todos los documentos diciendo la fecha y los presentes : "En la villa de Moralçarçal en tres días del mes de agosto de 1682 años, estando juntos en Concejo público a son de campana tañida según costumbre de nos juntar a tratar y conferir las cosas tocantes y pertenecientes del procomún de este dicho Concejo estando en él especial y señaladamente sus mercedes de Juan del Álamo el mayor y Juan Martín el mayor, alcaldes ordinarios, Domingo Blasco de fiador y Mateo Rubio procurador general, y una retahíla de vecinos que no se ponen para no hacer pesada la lectura. Fue Mateo Crespo el que presentó postura ofreciendo fianzas y que le pagasen su salario enteramente, pero a pesar de las diligencias que hizo no consiguió fiadores y así se vio imposibilitado para poder dar fianzas y poder cumplir con esa condición contenida en su postura. Para su sustento y hacer carbón necesita se le de ayuda con algun pan de su salario, sino no podrá cumplir y verán sus mercedes lo que determinen. Se pacta se le pague la mitad del pan conforme cada labrador tuviese bueyes, y vista, oída y entendida dicha propuesta por sus mercedes y vecinos todos juntos y de un acuerdo previo y dijeron que respecto al dicho herrero no ponga fianzas, y por ser forastero se puede presumir que sucederá por otro cualquier herrero que quisiera y pretendiera venir, y que se le dé y acceda cada labrador la mitad del pan que le debiese conforme tuviere bueyes, y lo restante se le vaya pagando como le tocare y se ajustare a lo que se le pueda apremiar por todo rigor. Así lo acordaron y firmaron de sus mercedes y vecinos los que supieron y por los que no un testigo que fue Agustín Redondo.
Seguidamente se ven las firmas de unos cuantos vecinos que firmaron con sus nombres, como fueron Juan del Álamo, Domingo Blasco, Mateo Rubio, Antón Muñoz, Pedro Mingo, Matías Esteban, Custodio Viñadero, Tomás Rodríguez, Juan del Álamo, Ambrosio del Álamo, y el testigo que firmó por los que no sabían, Agustín Redondo junto al escribano Pedro de Arredondo.
A este herrero, Mateo Crespo, le entregaron las herramientas de la fragua el día 15 de enero de 1683, y también el 22 de enero de 1684, ya que Mateo Crespo seguía de herrero en ese año y está escrito en el acta de la reunión mantenida por el Concejo en esa fecha en la que se trataron diversos asuntos, y en lo tocante a las herramientas se ve "En la dicha villa, en el dicho día mes y año dichos señores justicia tomaron cuenta de las herramientas de la fragua de esta villa a los oficiales del año pasado de ochenta y tres y las entregaron sus mercedes bien y como en el inventario y entrega se contiene y los señores justicia y Regimiento presentes se las entregaron a Mateo Crespo herrero en ella, el cual que presente está dijo se da por entregado en todas ellas según se contiene en dicho inventario que le da y no por pretexto y se obliga a darlas y entregarlas cada y cuando tales y tan buenas, y lo firmaron sus mercedes, doy fe", y aparece la firma de Mateo Crespo.
Siguió este herrero varios años y se ve en actas de sesiones habidas por el Concejo como en la mantenida el día 10 de enero de 1685, viéndose en el acta que después de tratar el asunto de entrega de pesos y medidas al fiel del pueblo, se trató el tema de entregar las herramientas al herrero de turno, que era también este año Mateo Crespo y aparece escrito cosa parecida a lo dicho anteriormente "En el dicho día mes y año, los señores justicias y Regimiento del año pasado de ochenta y cuatro entregaron a los señores de este presente año de ochenta y cinco todas las herramientas de la fragua según el inventario pasado y sus mercedes se las dieron a entregar a Mateo Crespo herrero en esta dicha villa, y el dicho, que presente está se dio por entregadas en todas ellas según el dicho inventario y se obliga a volverlas a entregar tales y tan buenas, y lo firmó y sus mercedes los que supieron, siendo testigo Juan Martín el mozo".
Apareciendo las firmas de Domingo Blasco, Tomás Rodríguez, el herrero Mateo Crespo y el escribano Pedro de Arredondo.
Las herramientas de la fragua se volvieron a entregar a Mateo Crespo según consta en el acta de la junta celebrada el día 22 de enero de 1686, y ya en 1687 hubo cambio de herrero.
Se ve escrito "
En la Villa del Moral zarzal en Beynte y sseys de Junio de mill Seyscientos Y nobenta años se entrego a Marcelo Mn. herrero Las Prendas siguientes, y se da una relación de herramientas como se ha venido exponiendo en líneas anteriores en las actas que tratan de la cesión de herramientas a los herreros.
Hay otro documento en el que consta un acta que pone "Entrego de herramientas de la fragua que entregan a Juan Martín este año de 1692", y que dice
en la Va del Moral Çarçal en primero de febrero de mill y Seis Cientos y nobenta y dos años los S.res Simon del alamo alcalde ordinario y Custodio Viñadero y Franco esteban Regidores se juntaron a entregar las herramientas de la fragua a Juo mn herrero en dicha Va y se fue en tal en las herramientas como se sigue. Y se van mencionando las herramientas entregadas al herrero diciendo : "se da por entregado unos fuelles con sus cañones y su tobera, se dio por entregado un yunque, se dio por entregado una bigornia buena con su banco fijada, se da por entregado dos pares de tenazas las unas curvas y las otras punteras buenas, se da por entregado una tajadera fijada en el banco, se da por entregado un clavero con dos agujeros, se da por entregado una tobera de hierro, se da por entregado una cigüeñuela para la piedra de amolar, se da por entregado dos martillos pequeños buenos, se da por entregado dos machos buenos", y lo firmó el herrero Juan Martín.
A continuación se muestra el principio del acta en la que se ve lo de la entrega de las herramientas.

entrego

Y esto es todo lo concerniente a los herreros que ha habido en el pueblo de Moralzarzal a lo largo de distintos años del siglo XVII, lo cual forma parate de la historia de nuestro pueblo, y se sigue con otros herreros habidos en el siglo XX y de los que hay datos en documentos del Archivo Municipal.

El 8 de julio de 1900 consta en otro acta que se ve que se anuncie la subasta de arrendamiento de la fragua de villa por año y medio a terminar en 31 de diciembre de 1901 bajo tipo de cuarenta pesetas acordándose celebrar la subasta el domingo día 15 de ese mes en la Casa Consistorial, y el pleno del Ayuntamiento estuvo presidido por el alcalde que era Ramón González.
En acta de fecha 16 de marzo de 1902 celebrada bajo la presidencia del alcalde Melchor Antuñano se acuerda que para evitar gastos este Ayuntamiento en la adquisición de herramientas para que se establezca en la fragua de villa Víctor Antonio, se acordó comprarle las herramientas que posee de las que se formará el correspondiente inventario en la cantidad en que se tase, con la condición de que si dicho individuo al retirarse de trabajar en dicha fragua le conviniese quedarse con dicha herramienta, abonará la misma cantidad que por ellas se le abone, sin que pueda retirar esas herramientas antes de que cumpla el arrendamiento del edificio.
Y en el acta de la sesión ordinaria celebrada por el Ayuntamiento bajo la presidencia del regidor Antolín González por enfermedad del Sr. Alcalde en el día 23 de agosto de ese mismo año, se trató el tema del herrero : "se dio cuenta de que según consta a la Corporación en virtud de lo acordado en la sesión celebrada por la misma con fecha diez y seis de marzo próximo pasado, se entregaron al herrero encargado de la fragua de villa Víctor Antonio, setenta y cinco pesetas de fondos municipales para poder atender a los gastos de adquisición de herramientas necesarias para el ejercicio de su industria que dicho señor ha devuelto a Depositaría con fecha veinte del actual y en su vista el Ayuntamiento acuerda dejar libre y a disposición del interesado, las herramientas que dejó afectas a la seguridad de este pago".
El herrero Víctor Antonio fue herrero en este pueblo pero anteriormente ejerció ese oficio en Collado Villalba, pues según consta en su partida de matrimonio, procedía del pueblo segoviano de Valleruela de Sepúlveda donde nació en el año 1865, y se casó en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Enebral de Collado Villalba con Basilisa Álvarez. Su nombre, según dicha partida era Víctor Antonio Velasco Gómez, que era hijo de José Antonio y Cándida Gómez, y según dicha partida su oficio era herrero cuando se casó. Fue padre de otro herrero de este pueblo, José de Antonio Álvarez y abuelo de varios herreros llamados Pablo, José, conocido como Pepote, y Ángel de Antonio Berrocal, de los que se hace mención más adelante, y el apellido está bien claro en la partida de matrimonio que era Velasco y no "de Antonio".

En el acta de le reunión mantenida por el Ayuntamiento el día 16 de mayo de 1903 bajo la presidencia del alcalde Melchor Antuñano Martínez se trató el tema de la fragua y se dice: teniendo en cuenta que la tapia del lado de saliente del edificio fragua de villa se halla en estado ruinoso, acuerdan que se proceda a su recomposición reconociéndose previamente por peritos y si resulta que el peligro de caerse es inminente se verificará la obra inmediatamente, o si por el contrario puede esperar algún tiempo, realizarlo en cuanto termine el actual arrendamiento.

Parece ser que la caseta de la fragua no reunía buenas condiciones y además se añadía el mal uso que hacían de ella algunos «cebolleros» mal educados, pues en acta del 24 de abril de 1920 se ve que se acordó : «hacer una ventana de seguridad en la fragua Villa para evitar que entren personas y hagan uso contrario a la higiene y arreglar la cerradura de la puerta».

Victor de Antonio fue el predecesor de una familia de herreros y hacía toda clase de piezas utilizadas en carpintería y en la construcción así como utensilios de labranza y para la casa, recordando todavía algunos los buenos cuchillos que hacía (entonces los hombres solían llevar cuchillo en la faja) y los rodafuegos usados en todas las chimeneas o lumbres bajas que había en las casas (el rodafuego o guardafuego es una chapa metálica en forma de U grande que se coloca en las cocinas bajas para evitar que salga del hogar brasas o ceniza) y en la foto siguiente se ve uno de esos rodafuegos con el asa para poder agarrarlo, hecho para Magdalena Segovia (de ahí las iniciales M S), que conserva su nieta María Teresa de Antonio, que es a la vez bisnieta de Victor de Antonio.

rodafuego de Magdalena


Víctor era el padre de José de Antonio Álvarez, conocido por el señor José el herrero, y abuelo de los últimos herreros que se dedicaron a esa labor de repasar las herramientas de los canteros, y me refiero a Pablo de Antonio Berrocal y a su hermano Ángel. Además de Pablo y Ángel, hay que mencionar a su hermano José, conocido por el apodo de Pepote, aunque éste finalmente se inclinó hacia la cerrajería así como su hijo José de Antonio Balandín conocido como Pepotín. El señor José, también conocido como Tamborlán, desempeño en el Ejército el cargo de sargento herrador (hacia 1926), y luego tuvo en Moral una fragua en la travesía de la Viña, fragua con la que siguió Pablo mientras Ángel con su padre trabajaban las herramientas en la fragua que tuvieron cerca de la Iglesia del cercano pueblo de Cerceda. Otros descendientes de Victor de Antonio que continúan trabajando con el hierro son Alfonso de Antonio Martínez, hijo de Pablo, que se dedica a la cerrajería y carpintería metálica en un taller que tiene en el polígono industrial de la Encinilla donde trabajan además su hijo Sergio de Antonio Martín (tataranieto de Victor) y el oficial Alejandro Alonso que lleva trabajando con Alfonso 24 años.
Hacen trabajos en hierro y aluminio y tienen máquinas herramientas como cizallas, autosoldadora, curvadora, cortadora, plegadora y emplean soldadura eléctrica y autógena, y en una de las fotos que siguen se ve cómo esas barras en posición vertical están retorcidas (cosa que hacen en el taller) y llevan otras piezas soldadas.
En las siguientes fotos se ve a la izquierda una barandilla que están haciendo en ese taller de la Encinilla y a la derecha se muestra un par de máquinas que usan para trabajar, una cizalla y al fondo una plegadora-cortadora de chapa.

barandilla no acabada cizalladora

También trabajan como cerrajeros Jaime Venero, José Augusto Alonso, Juan Carlos Segovia Mansilla y Luis Cuena González con su ayudante Ignacio teniendo éste además de la maquinaria necesaria para trabajar barras y chapa de hierro como las cizallas, plagadoras, cortadoras, ... una fragua de las antiguas con fuelle, donde repasa herramientas de gente dedicada a la construcción y obras públicas, como son los pistolos de los martillos neumáticos, y en la foto que se ve seguidamante se puede ver el fuelle en la fragua. Luis trabaja en el taller y fragua que tiene en la calle de la Iglesia, taller que era de su tío Julio Alcón González (cuñado de María, la madre de Luis) y antes lo trabajó Quintín Alcón Carralón, padre de Julio.
Luis tiene, lo mismo que he dicho de Alfonso, herramientas y máquinas para trabajar el hierro, haciendo rejas, puertas, barandillas, ventanas y en general cualquier cosa en hierro que se use para la construcción, pero lo que más llama la atención es verle trabajar en la fragua con ese hermoso fuelle que maneja a mano y que usa cada cierto tiempo cuando le traen herramientas para aguzar, generalmente pistolos de taladradoras neumáticas que tiene un cliente.
En las siguientes fotos se ve a Luis manejando la cadena con la que actúa sobre el fuelle y en la foto de la derecha se da una vista de dicho fuelle, que irá a una exposición que se celebrará en Colmenar Viejo, donde tiene familia Julio Alcón, lo cuál se puede ver un poco más abajo.

Luis atizando el fuelle una vista del fuelle

Entre los descendientes del herrador Gregorio Alcón García, que era natural de Cabida, perteneciente a Cardoso de la Sierra, en la provincia de Guadalajara, hay que citar a su hijo Valentín Alcón Bordón, nacido en 1868, que siguió el oficio de su padre desempeñando su labor en la herrería y fragua que tuvo en la Travesía del Cerrillo y los hijos de éste también siguieron trabajando como herradores y más tarde como herreros al ir disminuyendo la población de animales que se dedicaban a las labores del campo o de transporte de materiales, al mermar considerablemente la carretería. De los ocho descendientes de Valentín, al que algunos mayores todavía le recuerdan fumando en su pipa y llevando en el ojal de la solapa un alambre para desatrancarla así como que siempre le goteaba saliva por la pipa, le siguieron en el oficio cinco de sus hijos varones, dedicándose a herrar tanto a caballerías como a vacas y bueyes. Pablo se estableció en Colmenar Viejo quedándose de herrador con el veterinario de esa población, Pedro se fue a Becerril de la Sierra donde se casó con Juliana, hermana del que fue sastre en Moral llamado Eugenio Sanz y se quedaron en el pueblo Quintín, que también siguió como herrero, Juan y Mateo, dedicándose al final Mateo a reparar bicicletas en el taller que tenía en la esquina de las calles de las Peñuelas y la travesía del Cerrillo (donde últimamente está la agencia inmobiliaria GIA) y a repartir carbón y leña. Otro de los hijos de Valentín, llamado Higinio, se fue a Madrid y no se pudo dedicar al oficio de sus parientes ya que cuando contaba 13 años fue mordido en un brazo por un burro entero que tenía su abuelo en un prado cercano a la calle de la Valleja, el cuál estaba trabado, pero al acercarse Higinio, el animal le destrozó músculos del brazo del mordisco.
Quintín iba andando hasta la zona del Berrocal para aguzar las herramientas en fraguas de las que había en algunas de las canteras que allí se explotaban y Mateo se dedicaba además de a las labores propias de su oficio de herrero a quitar el "haba" a los caballos, según decía él, y eso consistía en que cuando a esos animales u otras caballerías les crecía la carne que hay debajo de la lengua junto a los dientes delanteros inferiores, lo que les impedía comer puesto que se hacían daño ya que se mordían (con lo que los animales adelgazaban y se iban debilitando), les quitaba esa "haba" con una herramienta en forma de media luna que ponía al rojo vivo, abriéndoles la boca y sujetándosela con otra herramienta para que no la cerrara (al estilo de los dentistas) y con dicha herramienta en forma de media luna los rebanaba ese trozo de carne y los curaba.
En la foto que sigue se ve a Mateo subido en el carro con el que repartía leña por distintas casas del pueblo.


Mateo en el carro


Otro herrero al que hay que recordar es a Manuel Mansilla Santos, conocido entonces como "patapalo", hijo de León Mansilla González y de Dolores Santos Losada, esposo de Antonia Ortiz Francés, que tuvo la fragua en la plaza, donde hoy día está la farmacia, y algunos aún recuerdan la casa que se decía de la señora Emilia (hermana de Manuel), que fue ama del cura D. Remigio (fusilado en agosto de 1936 en la zona de las Salineras), estando la fragua en el patio de esa casa al fondo y a la derecha, pegada a lo que era la herrén de la Plaza.
Y en la casa donde estaba esa fragua, casa de Emilia Mansilla Santos, se hospedaba otro herrero llamado Toribio Gómez Cuadrado, persona natural de la zona segoviana de Pedraza, que vivió en nuestro pueblo hasta que falleció en noviembre de 1935 a la edad de 79 años.
En la reunión ordinaria celebrada por el Ayuntamiento el día 4 de marzo de 1939 presidida por Rufina González Barroso, que a la sazón era alcalde, se aprobó por unanimidad adjudicar la fragua en la cantidad de 100 pesetas, al vecino Ambrosio Soriano Segovia, con las fianzas personales de Carlos Estévez Muñoz y Evaristo Alonso de la Cruz, vecinos también del pueblo.
Otra de las personas que se dedicaron a las tareas de aguzar herramientas para los canteros fue Francisco Estévez Alcón, al que muchos le recordarán como "Paco el cartero", pues también ejerció como tal, y su segundo apellido nos muestra que era familia de herreros, ya que era hijo de María Alcón y por tanto nieto del herrero Valentín, aunque la fragua la tuvo en el cercano pueblo de Becerril de la Sierra donde ejercía como herrero su tío Pedro (hijo de Valentín), pues se fue a Becerril cuando se casó en 1955 y allí estuvo 8 años.
A muchos les serán conocidos los nombres de algunas de las herramientas utilizadas por canteros y labrantes, como el puntero, uñeta, tajadera, escafilador, maceta, pera, trinchante, martillina, bujarda, maza, barras, cuñas, y en los trabajos realizados por el grupo de labrantes del pueblo en la catedral de Madrid usaron otras herramientas adecuadas para el tipo de piedra con la que trabajaron, como cinceles y gradinas y para el movimiento de piezas de cierto volúmen usaron castañuelas.
También se usaban utensilios para medir, como metros, compases y escuadras y más modernas los compresores, amoladoras, taladros y talladoras neumáticas.
Para darnos una idea de esas herramientas, veamos las fotos que siguen y a la izquierda se ven punteros y acodaderas y a la derecha un par de mazas y una barra.
El puntero es un cincel de boca puntiaguda y cabeza plana, de sección por lo general hexagonal u octogonal, pocas veces redonda, ya que el cantero golpea el puntero y suele girarlo, con lo que el redondo no es muy páctico, aunque los hay. Con él labran los canteros a golpes de martillo las piedras muy duras (en nuestro pueblo las piedras de granito), acabado en punta cuadrangular de caras iguales y la acodadera es como el puntero pero con dos de las cuatro caras de la punta más anchas que las otras dos, usada para hacer las cuñeras o agujeros donde alojar las cuñas en las piedras.

punteros y acodaderas mazas y barra

La bujarda es como un martillo de dos bocas cuadradas cubiertas de dientes, que podían ser desde las de cinco hasta las de dieciseis, es decir de cinco por cinco dientes (para desbastar ligeramente) o de dieciseis por dieciseis (para trabajos más finos), enastada a un mango o astil y usada en cantería que permite golpear sobre una pieza de piedra a la que se van arrancando pequeñas porciones de material, de manera que se la va "alisando". A veces, si se quería dejar la superficie de la piedra más fina (más alisada), se empleaba la martillina en lugar de la bujarda, herramienta semejante a la bujarda pero con las cabezas de que se podían cambiar, ya que no eran fijas.
Antiguamente se usaba el trinchante para golpear las piedras después de repunterearlas (dadas de puntero) y cuentan algunos labrantes que en el pueblo hubo una persona que pensó en hacer una herramienta que abarcara más superficie que el trinchante, que era la bujarda, con lo que con cada golpe se "alisaba" una zona más grande de la piedra que con el trinchante, y fue Ángel Segovia Madrid, cantero y padre de canteros. Así como la bujarda del siete tiene 49 dientes por ser de siete filas y siete columnas, el trinchante de siete tenía solamente siete dientes, ya que era de una única fila, y en las fotos que se ven a continuación se muestran en la de la izquierda una bujarda del seis y una martillina con la cabeza del nueve, y en la de la derecha se puede ver un par de gradinas usadas en la construcción de la catedral de Madrid, la iglesia de Santa María La Real de La Almudena, herramientas que conserva Alfonso Segovia Aparicio, maestro cantero.


bujarda y martillina gradinas

Normalmente los canteros ponían sus marcas en las herramientas para que cuando las llevaban a la fragua no hubiera problemas para saber de quién era cada una y evitar que se dieran a otro, así que o las marcaban con sus iniciales o con otros signos con los que las distinguieran, y las herramientas usadas para golpear punteros, uñetas, escafiladores y otras herramientas con las que trabajaban, eran martillos con cabeza de dos bocas iguales y mango corto, llamados macetas y aquí también llamados porrillos, y dependiendo del gusto o costumbre de cada canteros, usaban otro de forma redondeada, llamado pera, que era má ligero que el porrillo, teniendo éste un peso de 1, 1,5 o 2 kilos y hubo un cantero que usaba uno de 3 kilos, cosa que no lo aguantaba más que él. Para golpear las barrenas (que son punteros muy largos, de hasta 2 metros), se usaban las mazas, sujetando un cantero la barrena y golpeando otro, y también se usaba la maza para golpear las tajaderas, herramientas usadas para arrancar trozos grandes de material, (la tajadera es como un martillo con una de las cabezas formando ángulo, cabeza que se pone en la piedra a manejar y se golpea con la maza en la otra cabeza).
Se pudeden ver en las siguientes fotos, a la izquierda, un porrillo y una pera y en la foto de la derecha la marca de un cantero en una bujarda, ASA, que corresponde en este caso a las iniciales del nombre y apellidos del cantero, Alfonso Segovia Aparicio.

maceta o porrillo y pera iniciales del cantero

La uñetas son como cinceles de boca ancha, generalmente recta y a veces encorvada, usadas por los canteros para ir trabajando la piedra en una banda a lo ancho de la medida de la boca de dicha herramienta, es decir para hacer los vivos o las tiradas cuando se van a poner dos piezas juntas, y en las fotos que siguen se ve a la izquierda un par de ellas en diferente posición, de manera que una, de sección redonda, muestra lo ancho de la boca y en la otra, de sección hexagonal, se ve la boca de perfil.
En la foto de la derecha se muestra la marca hecha por un cantero en una de esas herramientas.

uñetas marca de cantero

Una de las herramientas bastante moderna usada por los canteros es el gato mecánico, que se empleaba para levantar bloques de piedra como podían ser las losas, labor que antes se hacía a mano y con ingenio (Aquí si que se aplicaba más vale maña que fuerza).
Los gatos fueron utilizados en las canteras y en los talleres de labrantes, suponiendo una gran ventaja al poder ahorrar esfuerzos y tiempo, pues facilitó el movimiento de piedras de grandes dimensiones como por ejemplo losas, que eran bastante pesadas, cosa que antes de su aparición se tenía que hacer a mano valiéndose de barras, cuñas, rollizos y palancas.
Se enganchaban en la pestaña que se aprecia en la parte inferior de la siguiente foto de la derecha y accionando con la manivela se levantaban hasta que se calzaban y se colocaban en el sitio donde se quería labrar o manejar para el transporte. Disponía de una galga de manera que se podía trabar haciendo de freno e impedir que el peso de la piedra produjera la inversión del movimiento y cayera.
En las fotos siguientes se puede ver el gato que conserva Enrique Hernando, antiguo cantero y que utiliza a veces cuando tiene necesidad de levantar alguna pieza voluminosa y pesada y también conservan gatos Alberto Balandín, hijo de Celedonio y de Daniela Morato y el herrero Ángel de Antonio Berrocal.

gato pestaña de agarre de piedras

En el pueblo hay algunas zonas que hacen referencia al mundo de los "hogares de Vulcano" o están relacionadas con ello, y así se tiene, además de la ya mencionada anteriormente "plaza de la Fragua", otra zona cuyo nombre es desconocido por la mayoría de las gentes del pueblo, y me refiero al "cerrillo de la Fragua", zona que se encuentra entre la calle los Morales y la avenida de la Salud, en la esquina más próxima a donde está el asador de pollos.
En el camino de Alpedrete y casi haciendo esquina con la calle Matarrubia hay una edificación que sirvió para guardar ganado y es el "tenado del Herrero", un antiguo pajar que perteneció a Valentín Alcón, herrero del que se ha hablado antes, y que era donde guardaba sus ovejas.

Cuando en 1951 llegué de Madrid con mis padres y hermanos a pasar el verano en el pueblo, enfrente de casa, en la travesía de la Viña, estaba la fragua de José de Antonio y allí iba a ver el trabajo que hacían el "señor José" y sus hijos, siendo el mayor, Pablo, el que parecía era el "jefe" y pasaba largos ratos viendo como se calentaban las herramientas que allí llevaba la gente para aguzar o repasar y me encantaba tirar de la cadena que hacía mover el fuelle, aunque para mi edad era bastante pesada la tarea y ha sido en el verano de 2009 cuando una mañana tuve la ocasión de charlar con Ángel de Antonio Berrocal, bisnieto de Victor de Antonio, mientras realizaba la labor de aguzar punteros y acodaderas en la fragua que tiene en la calle de la Cruz, tarea que ahora hace cada cierto tiempo para distraerse y desde que prendió fuego a la fragua hasta que terminó la labor y apagó el fuego, resultó muy interesante ver cómo trabaja las herramientas sobre la bigornia.
La bigornia es un yunque con dos puntas opuestas, una redondeada para doblar piezas y otra de sección cuadrada para hacerlas en ángulo, siendo el yunque un prisma de hierro acerado, de sección cuadrada, a veces con punta en uno de los lados, encajado en un tajo de madera fuerte, que solía ser de álamo, y a propósito para trabajar en él a martillo los metales, aunque en este caso, Ángel tiene la bigornia asentada sobre un bloque de granito aunque calzada con unos trozos de madera.
Antiguamente para dar aire y avivar el fuego se usaban unos grandes fuelles y después ya se usaron los ventiladores eléctricos, que en un principio creaban problemas de ruido en los receptores de radio que usaban los herreros para distraerse y poder oir sus canciones favoritas, hasta que acoplaron condensadores para absorber el ruido eléctrico generado usando Ángel en su fragua un ventilador de esos, que compró en octubre de 1958 por 3.800 pesetas.
En la siguiente foto de la izquierda se pueden ver las herramientas puestas al fuego del hogar de la fragua y en la de la derecha se ve la bigornia asentada con dos calzos de madera sobre el tajo de granito y en él se aprecia la abertura lateral o tobera por donde van cayendo al suelo virutas, polvo del hierro y trozos del metal que se van desprendiendo de las herramientas al forjarlas y que se introducen por la parte superior donde se asienta la bigornia o yunque, siendo ese tajo en algunos casos de madera maciza, como puede ser el tronco de una encina o de un álamo

fuego del hogar bigornia con base de piedra

Según iba trabajando una pieza y otra, se oía el golpe del martillo cuando daba sobre la herramienta con la punta al rojo vivo y una especie de eco o repiqueteo al rebotar sobre la bigornia, todo con un sonido de fondo motivado por el ventilador eléctrico que proporcionaba el aire para mantener vivas las llamas y también se podía oir el chisporroteo del carbón al prenderse y arder.
Estuvo aguzando punteros y acodaderas y cada vez que sacaba una pieza del hogar, miraba para ver el color que presentaba y con tantos años de experiencia sabía si tenía que martillear más o menos fuerte, ya que según me dijo, no todas las herramientas a trabajar son del mismo acero y algunas provienen de distintas fundiciones que otras, con lo que varían, aunque sea ligeramente, sus características.
En la siguiente foto de la izquierda se le ve a Ángel en plena faena, a punto de golpear un puntero, y en la foto de la derecha se ve como saltan chispas y birutas ardiendo al golpear el puntero para acortarlo ya que tenía la punta fina, aunque no mucho.

Ángel tratando un puntero tratando la punta

Encima de la bigornia hay un par de agujeros destinados a colocar las tajaderas, que son unas piezas para cortar las puntas de los punteros cuando ya están muy finas, y aunque tiene también el nombre como otra herramienta empleada por los canteros para arracar "tajos" de piedra (como un martillo pero con una de las cabezas haciendo ángulo), ésta es más pequeña con una punta que se introduce en el agujero de la bigornia y la otra en bisel y cortante, sobre la que que apoya el puntero, se le golpea y se corta un poco de la punta.
El hecho de trabajar con piezas de hierro al rojo a veces es causa de incidentes, cuando no accidentes, y me contaba que a su padre le saltó una vez una chispa a un ojo y unido a que ya tenía una catarata en el otro fue la puntilla para tener que dejar de trabajar en la fragua. A veces a él le han saltado trozos de hierro ardiendo y le han atravesado los pantalones y en una ocasión un trozo se le introdujo en una bota y enseguida metió el pie en la pila de agua que siempre tienen los herreros para templar el metal.
Una vez aguzada la herramienta y viendo que está en buenas condiciones ya que la labor realizada sobre ella ha sido satisfactoria, la templa introduciéndola ligeramente en una pila con agua y la coloca sobre ua pileta que tiene como 1 cm. de agua donde se va enfriando.
En la siguiente foto de la izquierda se ve el momento en el que el martillo toca la punta del puntero en el que está trabajando y en la de la derecha se ven punteros ya aguzados en la pileta donde se van enfriando.

forjando un puntero enfriando punteros

Ha hecho trabajos de herrería no específicos para repasar herramientas de cantería y me enseño una badila para el brasero de su casa hecha en una pieza forjada a golpe de martillo y no está soldada ya que unir dos trozos de hierro en la fragua no se hacía muy bien.
Entre las herramientas que tiene para trabajar, además de martillos y mazas de distintas formas, tiene algunas que ha hecho él mismo y que utiliza para sacar astiles de aquellos porrillos, macetas o mazas que se van desgastando y se hacen más finos (con lo que se romperían) y otras para agrandar el hueco donde va el astil de los martillos cuando los reemplaza.
Tiene muchas tenazas para agarrar las distintas piezas a trabajar, pues las tiene para picas, para punteros para aguzar cuñas, para martillos, bujardas y para piezas redondas,... pues cada tipo de pieza tiene unas dimensiones distintas lo que hace que haya distintos tipos de tenazas. Algunas las conserva de su padre, las cuales ya tienen al menos 90 años, y se ven desgastadas por tanto uso agarrando piezas tan calientes y como todos tenemos nuestras manías, suele usar solamente un par de ellas, aquellas con las que se siente más cómodo trabajando.
En la foto que sigue, Ángel muestra unas cuantas tenazas de distinto tipo sobre la bigornia.

tenazas sobre la bigornia


Y esto es otro de esos temas de oficios que en la historia del pueblo tuvieron su época de esplendor, la herrería ese arte u oficio de trabajar el hierro por medios manuales, profesión muy antigua y así, los griegos rendían culto al dios Vulcano, el dios del fuego y los volcanes, forjador del hierro y creador de armas y armaduras para dioses y héroes y en las Sagradas Escrituras hay una referencia bíblica del herrero, concretamente en el Génesis, cuando se hace mención a Tubalcain, palabra de origen hebreo que viene de "Tûbal Qayin", es decir, Tubal el herrero descendiente de Caín, que fue el primer obrero metalúrgico del mundo antediluviano y todo lo que se sabe de él es que fue hijo de Lamech y Zillah y poseía el cargo de Instructor de todos los artífices en el bronce y el hierro.
En la época medieval y durante el Renacimiento alcanzaron un gran desarrollo en Europa llevando el oficio a América los primeros colonos que llegaron allí.
Eran los herreros personas dedicadas a un oficio que llegaron a tener un gran prestigio puesto que fabricaban las herramientas y los aperos empleados por otros oficios como los artesanos, agricultores y granjeros fabricando los elementos de ferretería y herraje para la construcción tanto de edificios como de barcos y parte importante de gentes del oficio se dedicaron a herrar caballos y bueyes. Así que en el pueblo hemos tenido herradores y herreros y siguen en esos menesteres unos pocos, aunque aquel oficio tan artesano ya se va extinguiendo (ya no se forja como antaño) por la llegada de los avances de la técnica.


No se puede dejar de lado el reconocimiento de la labor desarrollada dentro del mundo de la herrería por uno de nuestros convecinos que además de trabajar en la cerrajería industrial, tiene expuestas en diversos pueblos de la Comunidad de Madrid algunas de sus obras escultóricas que hace empleando el hierro. Nuestro convecino es Angel Lucas Estévez Segovia, que siendo de una familia cuyos miembros se dedicaron a la cantería (su padre, Saturnino Estévez conocido como "Satur", fue cantero), él se decidió por el oficio de la herrería al empezar a trabajar con su primo José de Antonio Berrocal conocido como "Pepote", siendo en el taller de éste donde comenzó a desarrollar su vena artística y allí empezó a hacer realidad sus ilusiones realizando en hierro algunas esculturas.
Este artista de Moralzarzal, desconocido para muchos de los habitantes del pueblo, me invitó para enseñarme el taller que tiene en el cercano pueblo de Cerceda, ubicado en el polígono industrial que hay junto a la gasolinera de la compañía SHELL y al que le estoy muy agradecido por haber tenido la oportunidad de ver el taller donde trabajan los operarios de su cerrajería y sobretodo contemplar la labor que desarrolla en el arte de la escultura.
Tiene un estudio donde desarrolla sus ideas y allí pude ver algunos de los bocetos, dibujos y maquetas de sus diseños, encaminados a plasmar en acero los pedidos que desde distintos puntos de la geografía española le encargan, llevándolos a ejecución cuando alcanzan un acuerdo el cliente y el artista, aunque a veces no se llegue a conseguir y las ideas se quedan en el limbo de los pensamientos, pero en alguna ocasión al final le vence la rama artística y acaba plasmando en acero la idea que finalmente no se pudo acordar entre el escultor y el cliente.
En las siguientes fotos se ve a Angel Lucas junto a su hijo pequeño (que siendo licenciado en Historia tira más por el oficio paterno) ante una de esas obras a la que no se llegó a cerrar el acuerdo, pero que él quiere acabar, tratándose en esta caso de una escultura representando a un senderista.

con el senderista   doldando

En su taller pude ver la escultura que tiene hecha de unas cigüeñas, una posada en el suelo picoteando en el suelo como si estuviera comiendo y otra en el nido con las alas desplegadas en actitud de echar a volar para abandonar el nido, obra que irá a embellecer el pueblo madrileño de Torres de la Alameda.
En la rotonda que hay en la carretera M-607 que lleva desde Madrid hasta al puerto de Navacerrada, a la altura de una de las entradas a la urbanización "Las Praderas", hay un grupo de esculturas con referencias a LAS LETRAS (Cerceda), mostrando la figura de un hombre con gafas sosteniendo con la mano izquierda un libro; LA MÚSICA (Mataelpino), con la escultura de una dama haciendo sonar un violín, y LA PINTURA (El Boalo), con la escultura de un hombre tocado con una gorra, sujetando la paleta de colores con la mano izquierda y un pincel en la derecha, en actitud de pintar un cuadro del paisaje montañoso que tiene delante de él, las montañas de la Sierra. En las fotos que se muestran a continuación se puede ver a la izquierda a la dama que toca el violín y en la de la derecha al pintor, pudiéndose apreciar en estas esculturas lo bien que ha trabajado las arrugas de la ropa, véanse las de la chaqueta del pintor.

sonando el violín pintado el paisaje

En la siguiente foto se puede ver uno de los tres carteles hechos en acero por Angel Lucas viéndose en este caso el que corresponde al que el artista hace como dedicatoria de Cerceda "A LAS LETRAS", y en los otros dos están las correspondientes dedicatorias de Mataelpino a "LA MÚSICA" y el de EL BOALO a "LA PINTURA".

cartel en Cerceda


En pueblos de Madrid se pueden ver algunas de sus obras y por ejemplo en Ciempozuelos dejó su impronta con la escultura de un vaso campaniforme, en El Escorial tienen una estatua de la madre fundadora de las Salesianas, en Torres de la Alameda se puede ver su obra que representa un encierro y está en el frontal de la plaza de toros, en Cercedilla tiene la escultura de una mula cargada con restos de pinos, en Ciempozuelos también tiene representada en otra obra a una mujer joven llevando una carretilla cantarera con dos cántaros, en San Martín de Valdeiglesias tiene la escultura de un barco, en El Boalo, junto a la entrada a la urbanización Sierra Bonita, se puede ver otra de sus obras que es una mano sosteniendo una gran piedra que estuvo en la sala de autopsias del cementerio, piedra que las gentes de ese pueblo quisieron conservar y allí está.
En la foto que sigue, se puede ver la mano sosteniendo esa piedra sobre la que se hicieron disecciones y que pesa una poco más de una tonelada, viéndose el agujero central por el que se evacuaban líquidos y fluidos corporales.

mano sosteniendo la piedra


En la leyenda que se encuentra en una placa junto a la escultura, se puede leer junto a brevísima historia de El Boalo, Cerceda y Mataelpino, una frase dedicatoria como homenaje a un pueblo y dice :

El conjunto escultórico que compone la mano sosteniendo la piedra, representa el vínculo entre el pasado, el presente y el futuro y constituye un homenaje a nuestros antepasados.
La piedra extraida y labrada a mano por canteros del lugar tiene una antigüedad aproximada de unos 200 años y ha formado parte de la realidad más íntima de la vida de las gentes de El Boalo todo este tiempo.
La mano es un diseño del autor Angel Estévez Segovia con la que ha pretendido ensalzar La Vida y plasmar el esfuerzo del trabajo diario. Se orienta el conjunto hacia la salida del sol en señal de ofrenda y agradecimiento; está realizada en acero y hormigón, tiene una altura de tres metros y un peso de unas dos toneladas.


siendo esta leyenda más o menos dictada por el propio artista.

En Cerceda tiene esculturas en varias rotondas y además de las dichas unas líneas más arriba en la que se representa la dedicación de las tres poblaciones que conforman el municipio de El Boalo, en la rotonda que hay en la carretera M-607 junto a la gasolinera Shell, en la que están las esculturas de tres toros, en la de salida de Cerceda hacia la carretera anterior y la M-608 están representados dos canteros, uno de ellos con el mazo en actitud de golpear una piedra, el otro con una barra tratando de mover otra piedra y se ve la caseta que representaba la fragua de la cantera. En Mataelpino tiene el nombre de esta población hecho de hierro y con una "caligrafía" muy artística y también la escultura de un águila culebrera con la presa entre sus garras, escultura que se puede ver en la carretera que va desde Mataelpino a El Boalo y que se muestra en la siguiente foto. En esta escultura se aprecia lo bien que están plasmadas las plumas del ave y en esa actitud de golpear con el pico la cabeza de la culebra, pudiéndose apreciar los ojos del águila cuando se mira la escultura teniendo el cielo como fondo.

águila con su presa


Para la realización de estas esculturas ha empleado "acero corten" que es una tipo de acero que debido a su composición hace que al oxidarse, las piezas hechas con él estén protegidas contra la corrosión atmosférica, sin tener apenas variación sus características mecánicas. La capa de óxido creada, le hace impermeable a la humedad, con lo que no sigue hacia en interior de la pieza al proceso de oxidación y como consecuencia de ello no hay que aplicar ninguna otra protección como pudiera ser la pintura. En su composición contiene cobre, níquel y cromo, que además de proteger la escultura, le da una tonalidad roja anaranjada que hace que la obra tenga un aspecto muy bonito, por lo que es muy apreciado por los escultores y otros profesionales que lo utilizan y además, con el paso del tiempo se hace más agradable a la vista.
Para sus trabajos hace uso de distintas soldaduras, tanto la eléctrica como la de oxiacetileno y también usa a veces la de arco con electrodo de volframio, aunque ésta más excepcionalmente, teniendo este tipo de soldadura la ventaja de que hace que se funda el propio material al que se la aplica, con lo que el aspecto, podríamos decir que es más limpio que con las otras soldaduras.
En la foto que sigue se puede ver el terminal de soldadura que emplea con electrodos de volframio y para dar una idea del arco eléctrico que se produce, se acordaba de cuando venían aquellas gentes para proyectar películas en la plaza de la Constitución o en la glorieta del Caño y se veía a simple vista como saltaba el arco voltáico para producir la luz suficiente que permitía proyectar las imágenes del "cine".
Emplea ese sistema, junto con la presencia de un gas inerte como protección, para soldar piezas de acero inoxidable sobretodo y es conocido como soldadura TIG (acrónimo inglés de Tungsten Inert Gas o gas inerte de tungsteno), soldadura por arco que usa alta frecuencia con electrodos de volframio (o tungsteno) que alcanza una temperatura de 1.350 ºC y en el espacio de soldadura se crea una protección, mediante el empleo de un gas inerte como el argón, que protege el metal a soldar de la contaminación atmosférica debido a la presencia del oxígeno.

comprobando salida del gas


En Cerceda se puede contemplar otra de sus obras, la cúpula de la capilla del cementerio y ahora también está trabajando en una obra que, según me dijo, será una donación que irá a la iglesia de nuestro pueblo, obra que podremos contemplar sin pasar mucho tiempo y que tuve el privilegio de ver distintos bocetos e incluso maquetas del rostro de Jesucristo.
Y parte de su tiempo lo dedica, entre otras cosas, en trabajos de colaboración con otros escultores que le conocen, en la elaboración de las esculturas que tienen contratadas.
Estas fotos y este breve reportaje, creo que es de justicia para dar a conocer la labor de un artista que tenemos en el pueblo, que alterna su rama artística con el trabajo de cerrajería y que sinceramente yo no conocía así como muchos conciudadanos, pero me llamó mucho la atención el conocer su obra y me ha llenado de satisfacción el saber de su trabajo.


© 2006 - Antonio López Hurtado